Revista Educación
Hablando con compañeros durante el cambio de guardia, me preguntaron si no era un poco violento practicar artes marciales. Más cuando había recibido un par de golpes visibles durante mis últimos entrenamientos y se me notaban. La respuesta, por supuesto, es no.
La mejor pelea es aquella que no tiene lugar.
Esta frase, tan pasada de moda en la actualidad, define aquello que todas las artes marciales predican. Hoy en día existe una mentalidad excesivamente violenta. Demasiadas personas parecen requerir de sus puños o del abuso del prójimo. La paciencia es más rara de hallar que el diamante. En ese momento las artes marciales se convierten en una herramienta para alcanzar los propios fines, antes que en la disciplina que son. Por ello suele haber tantos practicantes de kick boxing, muay-thai y parecidos entre los componentes de ciertas tribus urbanas.
Las artes marciales no son buenas ni malas por sí mismas. Al igual que las armas, son una herramienta más. Sus usuarios deciden qué hacer con ellas. En un principio me atrevería a clasificarlas en tres grupos, en base al porcentaje de técnicas usadas.
a) Artes Marciales de alto contacto físico: Lo que en mi tierra sería considerado "darse de hostias". Son deportes con un alto componente de contacto físico, y por ello requieren cierta preparación para practicarlas. Existe abundancia de golpes directos hacia el adversario y quebrantamientos. Aquí podríamos incluir el Kick Boxing, Kárate, Muay Thai, Taekwondo y, por supuesto, el Kenpo.
b) Artes Marciales intermedias: Existe cierta combinación entre golpes directos y técnicas para derribar al adversario, inutilizándolo por habilidad en lugar de por superioridad técnica o física. En cada momento puedes elegir qué hacer, y tienes más vías de combate abiertas. En este caso debo citar la Capoeira (aunque ésta requiere bastante fortaleza física), el kung fu, el ninjutsu y otras disciplinas parecidas.
c) Artes Marciales eminentemente técnicas: No se basan tanto en la fuerza física, como en aprovechar los puntos débiles del adversario en tu beneficio y voltearlo o inutilizarlo. Este tipo de artes marciales son especialmente adecuadas en personas que busquen defensa personal, de forma universal. Da igual tu peso, tu edad, tu constitución o tu habilidad para los deportes. Cualquiera es bienvenido y no hace falta tener un buen físico para ejercerlas. Aquí incluiríamos el Judo, el aikido, el jiu jutsu y demás.
Las artes marciales te ayudarán a mejorar en el campo físico, mental y espiritual. El aspecto físico es imprescindible una vez te has iniciado. Conforme más vayas aprendiendo y entrenándote más mejorarás, casi sin darte cuenta. Las artes marciales usan bastantes músculos del organismo, y suponen un deporte muy completo para perder peso y mejorar o complementar otro tipo de entrenamientos.
El entrenamiento y la dedicación no sólo fortalecerán tu cuerpo, también la mente y el espíritu. La disciplina es una parte importante, además del autocontrol y el respeto por el adversario. Conforme vayan pasando los meses ganarás en confianza, y el ejercicio físico consecuente aumentará tu sensación de bienestar. Las artes marciales son una forma de ver la vida.
Os voy a contar una pequeña anécdota que me pasó recientemente en un combate de práctica/sparring. Estaba con un compañero más joven que yo, y que llevaba algo más de tiempo practicando. Tras una serie de golpes realizada por vuestro friki narrador, mi adversario decidió tomar la iniciativa. Se retiró unos metros, tomó carrerilla y me lanzó una patada directa. Bloqueé y desvié la patada con la pierna izquierda, el chaval trastabilló y siguió hacia delante. El tiempo del combate terminó poco después. Como no llevaba las espinilleras el "desgraciao" me había dejado un bonito moratón justo debajo de la rodilla. El otro, encima, se había torcido el tobillo por culpa del impulso que había tomado. No volvió en dos semanas. La potencia sin control no sirve de nada.
Por eso, en mi opinión nadie debería dejar de lado estas disciplinas. Creo que merece la pena darles una oportunidad. Os dejo un documental en otra entrada para no sobrecargar ésta.