XX Congreso de la CTC. Foto: César A, Rodriguez/Trabajadores
Por: Yohan González
“Los sindicatos no están para repartir hoteles, los sindicatos están para luchar para que todos los trabajadores puedan ir a un hotel cuando quieran”, así, sin pelos en la lengua, se expresó una delegada durante el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) que, con bombos y platillos, acaba de culminar el sábado pasado. La delegada, cuyo nombre y provincia no pude grabar en mi mente, marcó con sus palabras un giro de 360 grados en cuanto a la tendencia de los dirigentes sindicales que estamos acostumbrados a ver. Según un amigo periodista, quien tuvo la oportunidad de cubrir de cerca las labores del Congreso, el cónclave parece marcar un antes y un después en la práctica de la CTC, organización que nuclea a la gran mayoría de los trabajadores cubanos y es la única que oficialmente y constitucionalmente está reconocida.
Para los cubanos CTC rima con cotización o con asambleas de afiliados, por lo que, encontrar una dirigente sindical que reclame que la función del Sindicato es luchar por que cada trabajador tenga la posibilidad de vivir y disfrutar de su salario es, sin lugar a dudas, obra y milagro del divino virus del cambio de mentalidad. La realidad de la Cuba de hoy es complemente diferente a la realidad del 2006 -año en que se realizó el último congreso de la organización- pues, con el crecimiento e impulso del sector y de la actividad no estatal, se viven tiempos de “ahora o nunca” por lo que, como popularmente decimos, a los dirigentes de la CTC no les queda nada que “ponerse las pilas”.
Como muchas de las organizaciones de “masas” actualmente existentes en Cuba, la CTC padece del virus de la falta de representatividad y de la desconexión con las masas de “abajo”. Sus dirigentes de base han acostumbrado a pactar durante años con la administración y la dirección de las empresas, en pro de beneficios personales y en contra de los reclamos y necesidades de sus afiliados. En otros casos, los dirigentes han sido víctimas de los malos vicios que afectan a la clase política cubana, dejándose seducir por el inmovilismo de pensamiento, el formalismo, el sobreuso de consignas, el burocratismo o la doble moral.
Ejemplos como la aprobación de la Ley de Seguridad Social o la política de “disponibles” las cuales causaron polémica y cuestionamientos entre varios ciudadanos trabajadores, no contaron con la exigencia pública y oficial de la CTC y su clase dirigente de que se evitaran sucesos y situaciones que afectaran a varios trabajadores, como bien ocurrió en varios casos donde muchas veces la “justicia laboral” no estuvo al servicio de los afectados. Lecciones como esas, o como la del Código Laboral, el cual llegó a la Asamblea Nacional sin una propuesta sobre la protección de los derechos de libertad y orientación sexual de los trabajadores, demuestran las tareas pendientes para la CTC y de los “errores” que, en nombre de su supervivencia, no deben seguir ocurriendo.
Los cambios en la CTC tienen como objetivo atraer a potenciales afiliados dentro del sector cuentapropista. Foto: Reuters
Papel importante en la desburocratización de los procesos y el funcionamiento de la organización sindical deberán ejercer el sector no estatal, el único que no se encuentra sometido a las decisiones de “arriba” y que se encuentra libre de los males que afectan al sector estatal y empresarial. Tanto la máxima dirección de la organización obrera como el mismo PCC sabe que para llegar a esos trabajadores no se debe aplicar el viejo borrador que prácticamente obligaba a afiliarse a los trabajadores, so pena de dejar de recibir beneficios o ser sometidos a la crítica y el cuestionamiento público.
Si la CTC no representa una alternativa fuerte y atractiva para esa parte del sector laboral nacional, se corre con el riesgo del nacimiento de un sector sindical o gremial paralelo , que sería la suma de todos los miedos de la clase política nacional.
A decir del vicepresidente del gobierno, Marino Murillo, este año y el próximo serán años de grandes transformaciones en lo económico, principalmente con los movimientos en cuanto a la política monetaria, el pago de salarios y la política de precios justos y asequibles.
Ante este panorama, los dirigentes sindicales saben que deben acompañar y escuchar las demandas de sus trabajadores y canalizar sus preocupaciones, demandas, denuncias y hasta inconformidades a las autoridades políticas y ejecutivas del país con tal de que reciban la merecida respuesta.
Penoso sería que, en medio de esta etapa, donde el barco de la Revolución cubana se enrumba hacia un puerto desconocido y transita a una velocidad que despierta polémica en algunos, la CTC y su movimiento sindical olvidase por qué y para qué fue creada.
Archivado en: Cuba, Reflexionando, Yohan González