José Salsaparrilla (Pepe para los amigos) es el socio fundador de una pequeña start-up del sector tecnológico que lleva 2 años implantada y que está abriéndose a nuevos mercados. Necesita personal directivo en quien delegar la gestión de las nuevas sedes y en estos momentos se lleva a cabo el proceso de selección.
El candidato, Enrique Luis López de Haro y Díaz de Mandioca, fue director general de una prestigiosa empresa de telecomunicaciones durante casi 15 años y tuvo la desgracia de ser despedido recientemente en el último ERE que ejecutó su compañía. Su despido nada tiene que ver con su gestión, por otro lado, excelente. En su CV atesora el logro de importantes hitos para su empresa y así lo confirman las recomendaciones escritas por sus ex-jefes y colegas de desempeño. Se presenta a la entrevista final después de haber superado la criba curricular previa por parte de una prestigiosa consultora. Lleva en su mano derecha una carpeta con una copia del CV, tal y como le solicitaron.
- Pepe: Buenos días; por favor, tome asiento.
- Enrique: muchas gracias; le traigo el CV, tal y como me pidieron
- Pepe: ¡estupendo! Permítame que lo ojee
El CV de Enrique Luis López de Haro (y tal y tal y tal) consta de 9 hojas en las cuales resume de modo pormenorizado las tareas sobre las que tuvo responsabilidad en empresas anteriores y los logros alcanzados en cada una de las posiciones que desempeñó. Pepe pasa rápidamente las hojas, separa las dos primeras y la última, y tira las restantes a la papelera, ante el asombro del candidato.
- Enrique.- Disculpe. Acaba usted de tirar las hojas del medio, en las que está toda mi experiencia profesional, mis logros y mis recomendaciones.
- Pepe.- Lo sé. Realmente me interesa que hablemos de estas dos primeras y de la última. Su formación académica es la adecuada y por eso ha llegado usted a esta fase del proceso, pero ahora me gustaría profundizar en algunas cosas más.
- Enrique.- Ah, bueno. Dígame.
- Pepe.- En cuanto a la formación complementaria, veo que usted refleja ocho, diez, doce… unos 15 cursos de habilidades directivas. Liderazgo, gestión de equipos, resolución de conflictos, gestión del tiempo…
- Enrique.- Sí. En mi anterior empresa estaban muy sensibilizados con la formación continua y constantemente generaban programas para los directivos. Yo participé en esos que figuran ahí reflejados. En el de liderazgo tocamos los factores emocionales que influy…
- Pepe.- No se preocupe. Con el título es suficiente. Me interesa más la cantidad de cursos que el contenido de los mismos.
- Enrique (perplejo).- Ah, bueno.
- Pepe.- Y dígame; al margen de estos cursos propuestos por la empresa, ¿ha participado usted en algún otro programa formativo a propia demanda?
- Enrique.- Hombre, hace años realicé un curso de iniciación a la informática y otro de inglés comercial, pero no me pareció interesante reflejarlo ahí. Hace ya bastantes años, como le digo.
- Pepe.- Bien. Pasemos ahora al apartado de “hobbies” que usted tenía en la última página. Veo aquí que figura la lectura como uno de ellos. Hábleme un poco sobre esto.
- Enrique.- Sí, para mí la lectura es uno de mis hobbies preferidos para los ratos de ocio. Recientemente leí “La Reina de los Mares” de Pérez Reverte y ahora tengo encima de la mesilla “Un mundo sin fin”, de Ken Follett. Lo voy leyendo a ratos, aunque la verdad es que no tengo muchos.
- Pepe.- ¿Prensa?
- Enrique.- Sí, bueno. Aunque no todos los días, de vez en cuando leo la prensa generalista por internet.
- Pepe.- Estupendo. Me interesa ahora hacerle una pregunta sobre la primera página de su CV, en donde pone “datos personales”.
- Enrique (asombrado).- Dígame, dígame.
- Pepe.- veo que figura su e-mail pero no hay ninguna referencia a las redes sociales. ¿Tiene usted perfil abierto en alguna?
- Enrique (sonriendo).- Nooooo!!! Conozco Facebook porque mi hijo está todo el día en ella, pero yo todavía no me puse a ello. No sé si algún día lo haré, depende del tiempo que tenga.
- Pepe.- Estupendo. Pues hemos acabado la entrevista. Lamento comentarle que su candidatura ha sido descartada aunque le agradecemos enormemente el interés en nuestra empresa y su buena predisposición para el proceso.
- Enrique.- ¿Cómo? ¿Ya hemos terminado? ¡¡Pero cómo es posible!! Si usted no me ha preguntado nada sobre mi experiencia pasada, que es precisamente el punto de más interés de toda mi trayectoria profesional.
- Pepe.- Verá. Es que a nosotros la experiencia pasada no nos interesa para nada. Solo la usamos cuando tenemos dos candidatos con perfiles similares en los apartados anteriores y tenemos que descartar a uno. No obstante, como tenemos tiempo, si quiere cuénteme algo al respecto.
- Enrique.- ¡¡Pues claro!! Es que yo creo que es importante que conozcan que estuve 5 años como director comercial de la división de telefonía móvil en “cogelotú”, responsabilizándome de 12 delegaciones regionales y 233 personas. En esa etapa siempre se superaron los objetivos comerciales fijados y nuestro crecimiento siempre fue de dos dígitos. El incremento de valor para el accionista durante mi etapa alcanzó el 150% y los beneficios netos antes de impuestos fueron…
- Pepe.- Disculpe que le interrumpa. Es que en esta empresa no tenemos objetivos de crecimiento, ni de beneficio ni de nada de eso.
- Enrique (con cara de póker).- ¿ehhh? No entiendo que me quiere decir.
- Pepe.- Verá, le pondré un ejemplo. Usted, como persona, ¿tiene como objetivo comer?
- Enrique.- ¡¡Claro que no!! Comer es necesario para vivir, pero no es mi objetivo.
- Pepe.- ¡¡Exacto!! Igual que en mi empresa. Obtener beneficios es una necesidad para nosotros. Sin ellos no podemos vivir, igual que le sucede a usted sin la comida. Pero nuestros objetivos no son crecer económicamente, igual que los suyos tampoco son comer. Dígame, ¿cuáles son sus objetivos vitales?
- Enrique.- Pueeeees, ser feliz con mi familia y ser una persona de provecho para la sociedad, sentirme realizado.
- Pepe.- Estupendo, exactamente igual que en esta empresa. ¿Ve cómo me va entendiendo? Los objetivos que se persigue en nuestra organización también son los mismos: crear una empresa feliz, en donde los empleados disfruten con su trabajo y se sientan a gusto, y además, ser de provecho para la sociedad, aportar productos de calidad que mejoren los negocios de nuestros clientes.
- Enrique.- ¡¡Caramba!! Nunca me habían contado esto de esta manera.
- Pepe.- por eso no nos interesan demasiado los logros económicos que hayan obtenido en el pasado las personas que aspiran a trabajar con nosotros; nos preocupan otras cosas que tratamos de detectar en los apartados del CV que le mencioné.
- Enrique.- estoy realmente sorprendido, de verdad. Y aprovechando la confianza, ¿podría usted decirme entonces porqué fue descartada mi candidatura? Me ayudaría mucho de cara a futuros procesos.
- Pepe.- faltaría más. Veamos. Lo que nosotros buscamos en los candidatos es… (continuará)
Nota del autor.- ¡¡Queridos lectores!! La semana que viene retomaré mi actividad escritora en este foro con la intención se seguir aportándoles elementos para la reflexión, todos ellos del ámbito empresarial. A modo de preámbulo les dejo esta historia que me he inventado (“cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”) que me permitirá disertar sobre un montón de conceptos. Tengan paciencia, la semana que viene les cuento la moraleja que se extrae de este cuento. Mientras tanto… ¡¡vayan pensando!!
Un saludo