Revista Opinión
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Cada mañana al levantarme me pregunto, ¿ qué escucharé hoy que me ponga de mal humor?
No hay día que no pongamos la tele y oigamos algo referido a las mujeres. Es una lucha
continua, en los medios de comunicación, en comentarios de la gente de nuestro alrededor,
etc...
Siempre seremos tema de conversación, si hacemos algo mal, si hacemos las cosas bien, siempre. Siempre tenemos que andar con pies de plomo por cómo actuar en ciertos momentos de nuestra vida, ¡leches! ¡Si hasta para ir a una entrevista de trabajo pensamos en lo que no hay que decir por si no te cogen!.Cuidado con decir que tienes hijos, y más si son pequeños, cuestiones que, seguramente, no son planteadas a ningún hombre.
Sin embargo, a pesar de ello estoy muy orgullosa de ser mujer, creo que en esta vida hay que ser valientes y “echás pa`lante” como decía mi abuela. No me hubiera gustado ser del otro sexo, ese que tiene las cosas un poco más fáciles por el mero hecho de ser hombre. Nosotras nacimos para luchar, para enfrentarnos a lo que los demás, por miedo, no harían.
Pero parece que la sociedad se empeña una y otra vez, durante años, siglos, en hacernos parecer el sexo débil. Para nada, que no os engañen, nosotras estamos hechas de otra pasta y tal vez por eso es por lo que nunca nos harán callar.Siempre seremos las que tengamos el coraje de ser lo que queramos ser, e ir muchas veces, en contra de lo prestablecido por la sociedad. Que lo harán, siempre hay alguien que se empeña en hacernos sombra, en intentar dejarnos a un lado, pero no, nosotras seremos las que decidamos si queremos echarnos a un
lado o permanecer en la sombra.
Siempre me ha gustado escribir, creo que es una de esas asignaturas pendientes de las que, por falta de tiempo, derivas a un hobby. Pienso que nunca es tarde para empezar algo nuevo, algo por lo que vale la pena luchar. Y creo que ahora es mi momento.
Una de las mejores cosas de la vida, como mujer, es ser madre. Es mi opinión, claro, pero seguro que es una opinión compartida por otras muchas mujeres. Muchos no saben lo que es ser madre, trabajadora, dentro y fuera de casa, profesora, cocinera, y un sinfín de tareas en las cuales no profundizaré porque seguro que sabéis perfectamente a lo que me refiero. Todo suma, día a día, encantadas algunas veces con los resultados y otros rezando por que el día se
acabe y que no desfallezcas en el proceso.
Sin contar la lucha continua por intentar, que, en lo laboral, se te tenga en cuenta en las mismas condiciones que al resto de tus compañeros. Una igual. Pero no, siempre tendrás que trabajar más duro que los demás, para que sepan que pueden contar contigo.
¿Es que aún no se acuerdan de que antes de ser madre también era yo? Pues parece que se les olvida, sobre todo a nuestros superiores, siempre hay que estar recordando que estás ahí, que no eres invisible, aunque algunos se empeñen en hacernos creer que lo somos.
Para nada, nosotras tenemos más fuerza, a pesar de que algunas veces no nos lo creamos.
Fuerza para sacar adelante lo que nos propongamos. Lucha, ese puede ser nuestro apellido, ese que siempre nos seguirá allá a donde vayamos.
Como ya he dicho, siempre me gustó escribir, leer, ya más de adulta. Todos sabemos que cuando en el colegio o instituto nos obligaban a leer, no nos gustaba, entre otras cosas por el hecho de que era una lectura “obligada”. Creo que no hay cosa más bonita que poder hacer lo que realmente nos gusta, así que, si es leer, mucho mejor. Es algo que cuando lo descubres, suele gustar mucho, te relaja, te excita, te hace sentir viva, nos hace reír o incluso llorar. Por no hablar de lo bonito es meterse en el papel y disfrutar de la aventura.
Bueno, que me conozco y me desvío de lo importante. Hace unos días, viendo las noticias, que es algo que hago a diario, algo me animó a escribir este relato. Es bueno que la gente escuche lo que tienes que decir, pero cuando lo hacen desde la televisión, como que es más importante, que si sólo sale en los periódicos.Parece que el alcance es mayor viendo las noticias que leyéndolas.
Como iba diciendo, me animé a escribir este relato cuando escuché a Kamala Harris, futura vicepresidenta de los EEUU, hablar de que su partido, había ganado las elecciones. Una mujer (algunas personas ya se echarían las manos a la cabeza) y a la vez negra (otras personas se estarían tirando de los pelos), con lo que eso, representa en ese país.
¿Cuándo dejará de ser historia que una mujer logre un puesto de este calibre?, ¿cuándo habrá igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres? Es cierto que es la primera mujer en conseguirlo, pero, lo más triste, es pensar que se la va a juzgar continuamente sólo por el hecho de serlo. Va a estar vigilada a cada paso que dé. Va a tener que escuchar comentarios que seguramente no se dirían a cualquier otro vicepresidente masculino. ¿Tendrá que recordar al mundo entero que lo puede hacer igual que un hombre? Nooooo. Lo hará fenomenal por ser una profesional en su trabajo, independientemente de su sexo. Eso es lo que debería de ser, pero muchas sabemos que le costará algo más ganarse el respeto de los
que no piensan en la igualdad de condiciones.
Ahora se ha puesto de moda la palabra “feminismo”, “jajajaja, ahora digo”. Me río porque hay gente que la utiliza a modo de burla. Pero no, es algo por lo que llevan años peleando nuestros antepasados, la igualdad de género, pero bueno, parece que algunos se empeñan en seguir ensuciando una lucha con la que seguimos desde hace siglos, utilizando esa palabra a modo de desprecio.
El feminismo, no es más que un movimiento apolítico basado en la igualdad, la búsqueda de un reconocimiento y de unos derechos, que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.
¿Por qué siempre tenemos que luchar a contracorriente? No debería llamarnos tanto la atención que una mujer sea capaz de hacer lo mismo que un hombre. Si nos sigue sorprendiendo, eso significa que aún nos queda mucho camino por recorrer. No podemos dar nada por sentado, hay que estar en primera línea siempre, esperando la oportunidad que nos haga brillar, que nos haga sentir que valemos por lo que sabemos, por nuestros conocimientos, y no, por el sexo que tengamos.
Ser mujer es algo que, por diferentes culturas o tradiciones, es bueno o es malo. Porque los que gobiernan y sus leyes, se encargan de que sea así. Queda mucho por hacer.
Habría que hacerles ver a todas las mujeres del mundo que nacer así, es algo maravilloso.
Aunque posiblemente algunas lloren sólo por el hecho de serlo. No es lo mismo nacer en España que nacer en Nigeria. Eso es algo por lo que debemos seguir luchando y pasarán muchos años, o incluso siglos, antes de lograr que una mujer nigeriana se sienta en igualdad de condiciones que una mujer española.
Pero no hay que rendirse, hay que seguir haciendo ver al resto del mundo que estamos ahí, que siempre vamos a estarlo y que tengan mucho cuidado, que venimos para hacernos cargo de mejorar todo lo que otros se han encargado de estropear.
Empecemos por nosotras mismas. Por pensar en positivo cuando algo o alguien nos hace sentir mal o simplemente intenta ignorarnos o cuando, de malas formas, intentan hacernos “pasar por el aro”. ¿Perdona?, nosotras tenemos voz y voto y somos capaces de todo. Hay que tenerlo claro siempre, tienes que valorarte y quererte, si no lo haces tú, ¿quién lo va a hacer por ti? Siempre habrá momentos en la vida, yo misma lo sé, en los que se nos pone a prueba en diferentes momentos, pero si estás segura de ti misma, podrás con lo que venga.
No hay que olvidar nunca, que cada persona, es la mejor versión de una misma.
En historia hemos estudiado a mujeres inteligentes y luchadoras, mujeres tras las que en ocasiones nos hemos sentido identificadas, y de las que hemos dicho “si ellas pudieron, ¿por qué yo no voy a poder?”. Pues claro que sí puedes, tan sólo tienes que creer en ti misma y lograrás lo que te propongas. Eso será siempre así, haz hincapié en ello y lo conseguirás. No todas tenemos esa fortaleza al principio, pero siempre habrá algún ser querido que nos ayude y nos reconforte para lograr nuestros propósitos en la vida.
Una vez alguien muy sabio me dijo: “hija, nunca dejes que nadie te haga sentir que no existes”. Así que con ese consejo he construido mis cimientos y los de mi familia, pero si de algo estoy orgullosa es del hecho de haber nacido mujer.
Mónica Torres