Elegantes y sofisticados, Japan es buena muestra visual del 'nuevo romántico'
Había un club en Londres llamado The Blitz que montaron dos tipos, Rusty Egan y Steve Strange. Como muchos jóvenes de aquellos años, Steve había pasado del punk pistolero al pop elegante y sofisticado, de la chupa de cuero, la cresta y los imperdibles a la ropa refinada y los peinados elaborados; algo así como el rococó del siglo XX.En los primeros años ochenta del siglo pasado, y dentro del movimiento general conocido como ‘new wave’ (la cual a su vez venía a ser heredera directa del punk), se abría paso algo que desde el primer momento se conoció como ‘new romantic’. Así, en aquel local londinense, estos nuevos románticos indicaban novedosas formas basadas en la música y en el aspecto. En lo musical la principal referencia era Bowie, esa elegancia estilosa, diferenciadora; sin embargo, también había no poco de Kraftwerk, sobre todo a la hora de conseguir un sonido que no fuera el de siempre, sino el configurado con las nuevas generaciones de máquinas; asimismo, Roxy Music era otro norte del que fiarse, con su sonido tan pulido, limpio, brillante; los ritmos eran variopintos, pero la presencia en primer plano del bajo proporcionaba un cierto toque funk; y en general se echaba mano de todo tipo de arreglos, desde guitarras potentes hasta delicadas secciones de cuerda. También había una influencia intelectual que venía de ese romanticismo pesimista, oscuro, tortuoso, que había apuntado Joy Division y que hablaba de mujeres inalcanzables, de amores imposibles destinados a la fatalidad. En el terreno de lo visual el ascendiente directo era el glam-rock (aunque menos burdo, menos vulgar), y la consigna se basaba en alejarse de lo convencional, de lo esperado, de lo que podía verse habitualmente por la calle; la ropa debía ser abundante y distinguida, pero este concepto abarcaba también lo cercano al exceso, e igualmente los peinados y, por supuesto, el maquillaje; naturalmente la presencia trajeada y encorbatada de Brian Ferry (cantante de Roxy Music) era perfectamente admisible para el género. Esas eran a grandes rasgos las características del nuevo estilo.
Steve Strange, que fallecía el 13 de febrero del 15 en Egipto a causa de un ataque al corazón, estaba allí, justo en el momento preciso y precisamente en el foco difusor de ese invento. De hecho, él fue uno de sus ideólogos. Por tanto, debía tener su grupo, un nombre que se encargara de marcar el camino, y ese grupo fue Visage. Apoyado en vídeo-clips muy poderosos visualmente (y también novedosos como formato musical), Visage lanzó un primer disco verdaderamente meritorio (no en vano en sus filas había gente de Ultravox o Magazine), el cual contenía una canción emblemática: ‘Fade to grey’; con palabritas en francés (que siempre queda muy fino y distinguido) y un sonido cien por cien tecno, Steve escenificaba drama, decadencia, desdicha, a la vez que desplegaba una llamativa colección de caracterizaciones a cuál más teatral y sin ahorro de maquillaje, tocados y efectos. Aunque el primer disco y ese tema en concreto tuvieron un gran éxito, apenas hubo continuación; un par de discos más que apenas llamaron la atención y fin. Strange transitó como pudo por los ochenta, y luego su chispa fue apagándose…
Pero aquello que él pergeño dio algunos frutos, efímeros pero fáciles de recordar. Y es que una de características de los grupos clasificables como ‘new romantic’ fue precisamente que apenas mostraron caudal suficiente para uno o dos discos, es decir, lo primero que sacaron fue lo mejor, siendo lo siguiente de muy inferior calidad. Cierto que algunos de los surgidos en aquel colorido momento continuaron y desarrollaron carrera larga, pero lo hicieron confundiéndose con quienes compartían lista de éxitos, o sea, mutando según las exigencias de la moda (no hay que olvidar que uno de sus pilares era ese, pues todos eran muy ‘fashion’), perdiendo personalidad y adecuándose a las exigencias del mercado.
Entre los grupos que alcanzaron buena posición en aquel fugaz instante hay algunos cuyo nombre ha llegado hasta hoy, al menos entre los círculos más iniciados. Duran Duran se ha mantenido en escena con bruscos altibajos, aunque su mejore referencia sigue siendo su iniciático ‘Planet Earth’. Spandau Ballet lanzaron un primer disco verdaderamente excelente, ‘Journeys to glory’ (con el pegadizo y contundente ‘To cut a long story short’); de todos modos, su ‘neorromanticismo’ les duró poco. Con un ambiente entre funk, tecno y pop, ABC se dio a conocer con un estupendo álbum de debut, ‘The Lexicon of love’, cargado de bellas y eficientes melodías y barrocos arreglos. Ultravox venía de los setenta y pasó por varios escenarios (e integrantes) hasta desembocar en un excepcional disco (ya sin el ¡ tras la x), ‘Vienna’, una obra cargada de teatralidad, de emotividad y tragedia; la canción que da título y el clip correspondiente son sencillamente antológicos. Japan también tenía pasado en la década de los setenta y, por tanto, vaivenes estilísticos; lo suyo tenía un poco más de riesgo, más experimento, tanto que a veces resultaban difícilmente comprensibles, lo que no quiere decir que no tuvieran su atractivo, como el que exhibe ‘Gentlemen take Polaroids’. Hubo otros, claro, incluso con más éxito, pero estos son los más representativos (¿y Scritti Politti?).
En realidad aquello duró poco, muy poco (aunque se extendió por todo el continente), y visto todo ello desde hoy es cierto que los nuevos románticos no dejan de tener un punto de lechuguinos, de mequetrefes decadentes, pero había que estar allí para entenderlo, pues sacarlo de su momento es injusto y lo vuelve incomprensible.
CARLOS DEL RIEGO