(Falto a la instrucción de los libros de estilo de no utilizar signos de interrgación en los titulares, pero por una vez no creo que quienes me enseñaron me lo tengan en cuenta.)
Evidentemente el problema es el “¿Que hacer?” leniniano. Los de los pobres nos queda a los pediatras sociales como más difícil. Aunque haya que mantener la sensibilidad y reiterar las llamadas contra las desigualdades.
Pero lo de los gordos sí que estñ, al menos en parte en nuestras manos. Desde aquí me parecería suficiente si en todas las historias clínicas de los niños con sobrepeso figurase el diagnóstico entre las categorías de problemas cada vez que haya una entrada en el historial. Yo no lo he conseguido en mi ámbito. (Tampoco he conseguido que se codifique ASMA. Se siguen utilizandp eufemismos como “bronquitis asmática”, “bronquitis atópica”, etc.)
El otro gran problema es la inexistencia de la Psiquiatría infantil como especilidad reconocida en España. Ya lo hemos denunciado antes. La anterior ministra se le olvidó en los cajones y, de momento, la bastante inoperante flamante ministra Sra. Pajín aún no se ha estrenado.
Hay que seguir dando la lata.
X. Allué (Editor)