Desde hace unos años se celebra en mi ciudad, Palma de Mallorca, la conocida noche del Arte, “Nit de l’Art, una cita obligada para visitar museos, galerías, exposiciones e incluso algunas instalaciones y performances en la calle.
La primera parada fue el Gran Hotel, edificio emblema del modernismo en Mallorca y donde se encuentra el Caixaforum de la capital mallorquina. En ella pude visitar una colección que plasmaba la pasión de Santiago Rusiñol (pintor y escritor del siglo XIX) sentía por el Greco (pintor clave del renacimiento español). No solo encontramos copias e influencias en el estilo de las representaciones, si no que también algunas obras atribuidas a Doménikos Theotokópoulos.
Esta fue lo único que pude ver del arte tildado de tradicional. Y es que el arte contemporáneo es sin duda el rey de la noche. No fue un ejercicio fácil, y es que para poder acercarte a este arte, uno debe abrir la mente. Y es que en los años 60 se produce una “muerte del arte” tal y como se conocía entonces, y el abanico de posibilidades se abrió. Además de este problema, se añade la multitud de personas que se concentran en el evento, cosa que va en detrimento a la tranquilidad necesaria para procesar y reflexionar sobre lo que uno ve. Pero también cada uno se lleva algunas ideas que le han llamado la atención en pocos segundos. No debe resultar fácil que una obra pueda conectar con el lector en muy poco tiempo.
Una de las galerías que pude visitar fue Galería Xavier Fiol, donde había una exposición de Alberto Borea, titulada “Immigration Line”, sobre la problemática migración hacia los Estados Unidos, y el papel del país receptor y el de los propios inmigrantes.
Luego la Galería Berlín en la plaza de Santa Magdalena, donde pude observar una colección fotográfica de Javier Jimeno Maté, y que busca una reflexión sobre nuestra imagen en las redes sociales. Me gustó el uso de un nuevo término contrario a la idea de intimidad, la extimidad (es decir, una intimidad expuesta). Fotos que se mostraban tendidas, que se podían vender, descargar guardar, algo que daba carácter efímero a la obra.
Dentro de la Galería había obras interesantes, una muy graciosa de Roig de Diego Spanish Odyssey (la imagen la podéis encontrar buscando en google).
Por último me encontré con la obra que más me llamó la atención, que se titulaba la Máquina del Tiempo de Katharina Pfeil, en la galería ABA ART, y que constaba de cuatro placas de metal que representaba diferentes estados de la consciencia humana a partir del paso del tiempo, un paso del tiempo identificado por los diferentes metales, del dorado (y época de esplendor), hasta el cobre, además tenía una rueda que al girar accionaba diferentes sonidos, en total 4, uno por cada época.
Y hasta aquí mi pequeño recorrido por la noche del arte, una velada de mucho aprender, alguna performance fallida y el típico chiste de ¿Qué es el arte? Morirte de Frío.
Un Saludo
Paullushistoricus
PD: Otra imágenes de la noche.