Revista Cine

Y que veas las luces a tu alrededor

Publicado el 14 mayo 2020 por Jesuscortes
"Tonnerre" (2013) y la un poco anterior "Un monde sans femmes" (2011), las primeras películas que vi de Guillaume Brac, no me entusiasmaron. Una dosis de prevención del todo inconveniente y reñida con la curiosidad, por muy justificada que esté teniendo en cuenta la deriva del cine francés actual y la coincidencia de que en ambas estuviese Vincent Macaigne, un actor que me desagrada, con esa brusquedad de gestos, me llevaron a reducirlas, un poco injustamente. La primera me pareció una, otra más, de las películas con rockero improbable en gastada historia de vuelta a casa y romance con jovencita; la segunda, un remedo de los Jacques Rozier de los 70. Vueltas a ver, la verdad es que siguen sin parecerme importantes, pero sí honestas y "Un monde..." me ha crecido mucho hasta convertirse en la segunda que más admiro de las suyas. La pista Rozier era sin embargo buena.
Buena y poco aprovechada porque ni los que amamos sus películas nos libramos a veces de tratarlo como no merece, de hacerlo un poco de menos frente a sus colegas de generación. Imagino que tiene que ver esto con el hecho de cómo recordamos las películas. Las de Rozier se disfrutan y adquieren su auténtica dimensión al volver a ellas porque es el discurrir de las imágenes, su tono y contagiosa expansividad lo que renace y se consolida cada vez, pero en el recuerdo se escapan entre los dedos, no por ser demasiado frágiles sino porque nosotros, yo el primero, lo somos. Estamos demasiado atareados siempre como para instalarnos en ese estado de fortaleza e inclinación a la plenitud de una manera instantánea y recuperar a Jacques Rozier. Ni por ser poco intrincado ni por caminar al paso de las emociones de los personajes es tan inmediato su cine como lo pueda ser pinchar una canción, que surte efecto en segundos. Un corto primerizo, "Le naufragé" (2009), prólogo de "Un monde sans femmes", me aportó poco, pero el doble mediometraje al alimón con estudiantes "Contes de juillet" (2017) ya me puso en guardia. Ahondaba en una idea de cine del placer y del presente, con buen humor pese a desdichas o peligros, admitiendo que lo que sucede es, casi siempre, producto del azar y que mantener los ojos bien abiertos basta para entender a la gente... si es que hay algo que entender. Las pulsiones de sus jóvenes protagonistas, antes que por sublimar lo que queda de la infancia y nos rige toda la vida, las registra Brac porque en realidad no hay otra cosa que representar. Es interesante la idea, mejor desarrollada en la segunda parte del film, de un cine anti-escénico, que al menor fingimiento o ante cualquier elemento no instintivo, se desmanda, se sale de cuadro, sin importar que haya una conclusión, que es lo de menos.
Cualquier hecho es trivial o el causante de una catástrofe, es íntimo o notoriamente público y sería un error pensar que sucede esto porque se trata de jóvenes con nada en la cabeza salvo sexo y diversión; esa acotación a la inmadurez no tiene más límites que el punto de vista de quien mira. Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR Poco, no lo esencial, sin embargo, de esa película y las anteriores, si acaso el escenario de la primera parte de "Contes de juillet", anunciaba "L'île au trésor" (2018), donde el avance ha sido de gigante y el flechazo, definitivo. Tal vez en pocos años o en pocos meses - si es que no lo ha hecho ya, porque en Berlín estrenó una nueva película, "À l'abordage" (2020) de tan poco incitante aspecto como "Lîle au trésor" -, Brac se despeñe para no volver a levantarse, ejemplos hay para aburrirse, pero lo cierto es que ahí queda esta maravillosa obra que convoca la juventud y la diversión - o sea la felicidad con minúsculas, en lenguaje adulto - y lo hace en un lugar tan poco referencial como el de un área recreativa veraniega a las afueras de París, poco millennial supongo y si algo lo es, será por circunstancias, porque queda a mano en cercanías o autobús de la gran ciudad, por no ser muy cara y por reunir a los que no pueden veranear como Dios manda(ba), en la costa o el extranjero. Sé que tiene mala defensa "Lîle au trésor".
No deja de parecer un documental sobre un, grosso modo, parque de atracciones, que hasta se podría entender como promocional, si es que tal cosa - atraer más público y sacar brillo a su imagen - fuese algo necesario para un paraje tan popular, siempre lleno de gente y donde la mayor preocupación de los encargados del recinto es vigilar y evitar a los que se quieren colar por todas partes.  Precisamente con un grupo de estos chicos se abre el film y aparece pronto una clave en el sentido más musical posible, útil para comprender las intenciones de Guillaume Brac, que poco tienen que ver con la perezosa constatación de lo que ha cambiado lo que una vez fue el sitio de su recreo - y donde su admirado, pero no emulado, Eric Rohmer filmó "L'ami de mon amie" en el 87 - o un "informe sociológico" sobre las periferias occidentales. La cosa es que los chicos no quieren pagar, quién querría y se adentran por un riachuelo y un sendero y consiguen burlar a los de seguridad. Justo cuando están a punto de conseguir su objetivo, el último de la fila mira atrás y dice algo así como "no nos sigue nadie, rápido".
Será un detalle pueril pero que la cámara, el director, no les coarte ni sea un incordiante mirón, que sea "uno de ellos", será la forma de aproximación de Brac a todo tipo de gentes, de edades y razas dispares, animados a comportarse con naturalidad, a contar historias desgarradoras o de cómica y dudosa veracidad, cantar, reirse, no cejar en su empeño de ligar o volver a saltar la valla, a practicar en definitiva el espíritu stevensoniano introducido en la cita de la apertura del film.
Muy grande es ese objetivo y muy discreto y melódico el paso de los fotogramas, como así lo es su final, con una simple escena de dos niños ayudándose a superar un montículo, una más de las "insignificancias" del film, que recuerda a las que tanto prodigaba el maestro Shimizu Hiroshi y que encuentro épica y emocionante.
Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR  Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR  Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR  Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR  Y QUE VEAS LAS LUCES A TU ALREDEDOR

Volver a la Portada de Logo Paperblog