Me suena. Hoy preguntar por Rato en el Partido Popular es encontrar el vacío. Nadie sabe nada, ha sido calificado de apestado y nadie quiere nombrarle. Parece que no ha existido, que ha sido un sueño, mejor una pesadilla, pero al fin y al cabo, irreal.
Porque Rato, aunque ustedes no se lo crean –que son unos incrédulos—, no ha sido nadie. Casualmente fue vicepresidente económico con Aznar, por casualidad estuvo a punto de suceder a Aznar y llegar a ser presidente, sin querer fue nombrado presidente del Fondo Monetario Internacional y de carambola llegó a presidir Caja Madrid-Bankia, sustituyendo al canalla Blesa.
Ahí tienen ustedes al presidente del gobierno que no le nombra, cuando ha sido junto a él vicepresidente con Aznar, ahora se ha convertido en el Innombrable. Al preguntarle por Rato a Rajoy contesta “… esa persona de la que usted me habla…” Igualito que con Bárcenas, otro innombrable.
Y mientras que las demás organizaciones, tanto partidos como sindicatos o patronal han tomado acciones, han obligado a dimitir a sus propios sinvergüenzas de las tarjetas Black, en el PP nada de nada, ellos siguen sus ritmos, el ritmo de Rajoy, ese presidente que deja morir las cosas por sí mismas aunque cuando mueren han dejado infectado a todo su partido. Ese presidente que no toma acción, que no pronuncia el nombre de aquellos que hasta ayer eran sus amigos –p.e. Bárcenas o Rato—. Para empezar, el PP se han opuesto (por sexta vez) a formar una comisión de investigación del caso CajaMadrid-Bankia en el congreso. Por otro lado, han abierto un expediente a su gente implicada en este tema, pero de momento ahí siguen, esperando.
El caso de Rato es el más emblemático, por su pasado, por su prestigio, porque decían que fue el responsable del milagro español. Pero ya han encontrado una salida, dicen que ha dejado de ser un problema del PP, porque D. Rodrigo ha decidido suspender su militancia en el partido, de forma temporal. Así es que, ya lo saben, de este forma ya no pertenece al PP y por lo tanto se evita lo que era el quid de la cuestión, investigarle, expulsarle o no.
Es maravilloso ver a estos prohombres, patriotas de hojalata, trileros mayores del reino, insaciables chupopteros de gloria y pasta, como se van hundiendo en el barro que ellos mismos fabricaron. Aunque menos de lo que debían.
Porque cada vez que uno de estos carismáticos personajes caen bajo el yugo de la justicia se empieza a saber que la imputación es sólo la punta del iceberg. Ahora resulta que además de no saber todavía por qué Rodrigo Rato salto del FMI, nos enteramos de que recibió seis millones de euros de Inversiones Lazard --donde fue director gerente en 2008 y 2009—, curiosamente la misma empresa que asesoró a Caja Madrid sobre su salida a Bolsa y sobre la integración con Bancaja, por lo que cobraron más de 13 millones. ¿Pura casualidad? ¡Y una leche!
Y la cosa no queda ahí, porque el Sr. Rato, mientras era presidente de Bankia, actuaba como asesor del banco turco Akbank, incumpliendo de esta manera la Ley de Cajas que exige dedicación exclusiva. Otra sinvergüencería más que denota la impunidad en la que vivían estos chorizos impresentables.
Es algo tremendo lo de esta gentuza. Dentro de su habitual forma de comportarse esta mañana los abogados del interfecto han tratado de regatear, sin conseguirlo, con el juez Andreu la fianza que le ha impuesto. Está claro que se les da mejor mendigar y robar que gestionar.
Lo más grave de esto es que vivimos en un continuo sobresalto. ¿Alguien sabe con qué nos sorprenderán mañana? Cada día se superan sin que nada cambie. Tampoco los que pagamos esta juerga, por desgracia.
Menos mal que siempre nos quedará esa imagen, esa sonrisa del gran Rato tocando la campanilla con alegría anunciando la salida a Bolsa de Bankia. Y es que la hiena Rato sabía que su sonrisa era proporcional al hundimiento que estaba provocando.
Salud y República
P.D. Esta mañana el juez Ruz ha imputado a Acebes por financiar a Libertad Digital con dinero de la caja B que denunció Bárcenas. A ver si al final se va a cumplir aquello de que a todos los cerdos les llega su san martín, aunque sea descafeinado y con retraso.