Revista Diario

Y resulta que tengo hijos por doquier

Por Desmadreando @desmadreando

Tranquilos que no soy azul, como pitufresas y me apodan “putifina“. No señor.

Hoy me han dado la noticia que, para mi sorpresa, tengo el Síndrome Multíparo.

Es decir: tengo hijos por doquier.

Al parir tu vida cambia. Todo gira alrededor de una persona de escasos 50 centimetros. Mientras crece, tu vida sigue cambiando: los amigos sin hijos bostezan ante tu hipo repetitivo de anécdotas sobre tu descendiente. Tus amigos solteros directamente te retiran el habla. Los casados te huyen- no se les vaya a pegar la gana- y los que tienen hijos apuntan en su cálculo mental si su prole ha hecho los mismos avances al mismo tiempo que tu bestia o si cuentas con una genética superior.

Esto de los hijos es el inicio del nazismo- todos creemos haber parido a una bestia superior por que balbuceo gorgoritos al salir del hospital que claramente decían “teeetaaaa”,cago antes de los 4 meses en el orinal y al año se sabía la tabla de multiplicar del 12. Así somos todos no lo nieguen.

Uno de los cambios más importantes  que surgen al parir no es la comprobación de la existencia de la gravedad al ver tus carnes caídas y tus pezones en las rodillas. No. El verdadero cambio es despertar y darse cuenta que no importa que hayas decidido tener un sólo hijo, uno sólo, para que te conviertas en madre de todos.

Y resulta que tengo hijos por doquier

Recién parida- después de la cuarentena y cuando el amigo Epi (no la pareja de Blas de Barrio Sésamo si no, el corte de la episiotomía) me dejó andar; comprobé que veía pequeños seres llamados niños por doquier. Todo resultaba tan lindo, tan cursi, tan “primaveral” que yo esbozaba  y regalaba sonrisas a cada uno de ellos.

 

Pensé que era la puta hormona y que me estaba volviendo loca. Al llegar a casa, me llegó una carta urgente de Intermon Oxfam para apoyar a la hambruna del Cuerno de África. No paré de llorar. Tuve que depositar en su cuenta de ipsofacto para tranquilizarme ante ese panorama desolador. Semenator le pareció loable pero me pidió que para la próxima vez consultara con él la cantidad, no vaya a ser que provoque yo la hambruna de las arcas de Smallville…

Esto no paro ahí. Cada vez que veo que un niño llorar por la calle tengo que parar y sacar de mi bolso-bandolera-pañalera-sombrerodemago un juguetito que le pueda hacer gracia para que deje de sufrir. Las madres siempre me agradecen por apaciguar a sus hienas chilladoras y, oiga yo me quedo tan agusto,  que hasta escucho en off música celestial por haber aplacado el sufrimiento de una minibestia.

El colmo es cuando veo la televisión. Si pongo una serie de medicina tipo Grey´s Anatomy y por casualidad me ponen un capítulo de una madre embarazada que esta a punto de perder a su hijo basta para que termine en una depresión y con una caja entera de chocolates-cualquier pretexto siempre es bueno.

Hoy ha comenzado una nueva serie llamada “Touch” y no paraba de apretujarle la mano a Semenator por que qué difícil es el autismo y no poder “relacionarte” con tu hijo de la manera que la expectativa social ha marcado—y unas lagrimillas han resbalado por mi mejilla.

No señores: no tengo la regla, ya pase el pueriperio y no soy tan cursi como creen. Sufro de Síndrome Multíparo en donde me creo que soy la madre de todos los niños del mundo.

Menos mal que no doy teta por que si no sería un show irme destetando por ahí ante cada berrido de un miniser en el parque—eso si que daría pa mucho post.

El primer paso la aceptación: Soy un desmadre y soy multipara…


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