Revista Diario

Y se rompió una parte de la ilusión

Por Zulema @MamaEsBloguera

Reyes Magos en el muelle de Las Palmas

 

Desde hace unos días siento un pequeño dolor, más bien una desilusión. Hasta ahora había sido una madreloca que hacía hasta lo imposible para que sus peques no perdieran la ilusión de creer en los reyes magos. Es una fantasía que siempre me ha encantado, y el poner a mis peques nerviosos en los últimos días de la fecha también.

 

En parte creo que con ocho y casi once años la ilusa he sido yo por pensar que la fantasía aún podía conservarse. Creo que mi propia ilusión me ha impedido ver la realidad del momento que ya nos tocaba. En casa nunca se habló de la realidad de los reyes magos, jamás. Y aunque yo podía intuir que la mayor ya lo sabía, ella tampoco lo mencionó nunca, creo que ambas hemos querido conservar la ilusión. Yo la suya al creer que aún no lo sabía, y ella la mía de seguir creyendo que seguía siendo inocente.

 

Pero el otro día durante el almuerzo, hablando sobre la carta a los reyes magos salió la frase que nunca he querido escuchar, “pero si ya sabemos que los reyes son los padres!” como diciendo mamá déjate ya de rollos que aquí niños lo que se dice pequeños no quedan

:)

 

Y algo dentro de mí quebró. La situación fue cómica, porque mi reacción fue intentar conservar la ilusión, mientras el pequeño me seguía la corriente diciendo “vale, vale” pero seguramente pensando que su madre estaba más chalada que nunca. Pero ¿qué le vamos a hacer? Algo dentro de mí aún se resiste a que esa inocencia se vaya, se resiste a saber que ya la cabalgata y la llegada de los reyes magos en el muelle no será lo mismo que otros años donde los tres gritábamos como locos lo buenos que hemos sido durante el año peloteando a sus majestades para que fuesen generosos al pasar por casa. ¿Dónde quedaron mis niños pequeños? En un sólo segundo miré y ya no los vi…

 

Por mucho que yo me resista me temo que esto ya es una realidad, y nada de lo que diga servirá para que conserven la ilusión un poco más. Yo recuerdo esta etapa en mi vida y nunca fue traumática, y viendo sus reacciones al hablarlo sé que tampoco para ellos lo es. Pero como yo también fui niña sé lo que me toca ahora, guardar los regalos por fuera de casa porque seguro que los dos se pondrán como locos a revolver a ver si encuentran algo.. ¿quién no lo hizo?

:)

 

En el fondo me duele muchísimo haber perdido esa parte tan tan bonita y que tanto he disfrutado. Reconozco que para el día de reyes yo siempre he sido peor que mis dos hijos juntos. Me encanta sembrar el nerviosismo el 5 de enero, ver que no pueden ni dormir y tener que esperar despierta hasta las cinco de la mañana porque cada cinco minutos uno tiene ganas de hacer pis. Me encanta escucharles cuchichear esa noche y comprobar que de verdad están acordando guardias a ver si escuchan a los reyes llegar. Me encanta la ilusión con la que preparan el zapato viejo para los camellos. Y me encanta pegar gritos en la sala a las seis y media de la mañana para despertarlos (sí, como una auténtica loca) y ver cómo salen corriendo de la habitación hasta descalzos, con los ojos aún pegados y gritar conmigo ¡YA LLEGARON LOS REYES!

 

Para mí siempre ha sido un día y un momento muy muy grande, donde siempre, año tras año se me escapa la lágrima.


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