Revista Educación

¿Y si Dios no manda?

Por Siempreenmedio @Siempreblog

¿Y si Dios no manda?

Ana se moja la frente al apoyarse en el cristal de su ventana. Hace rato que está empañado por el vapor condensado del guiso que está cocinando y apenas deja ver el oscuro día lluvioso que hace fuera. Aquella tarde no estaba siendo muy diferente de la anterior, “ni de la del jueves pasado”, pensó. Su rutina parecía robótica aunque con alguna variante. Había días en que las niñas entrenaban voley en vez de danza y días en los que la colada era de ropa de color en vez de blanca.

Fran, desganado, en el paro hacía meses, llegaba a casa a la hora de comer. Cabizbajo. Sin apenas aficiones a las que poder dedicar tiempo ni recursos, dejaba pasar los días deambulando de casa al bar y del bar a casa. Alguna vez se acercaba a una piscina que le pillaba de paso a alegrarse la vista con las vecinas que no dudaban en hacer topless al primer rayo de sol que despuntaba.

Ana cocina
Foto: Co’Report

Ana, llegaba a la cama sin fuerzas y Fran sin ganas. Después de tantos años juntos ni se planteaban el porqué de aquella apatía, atribuída por defecto al tiempo, sin mayor reflexión.

Habían invertido su energía en formar un matrimonio ejemplar. De domingos en misa. De hijas en colegio privado -de esos de pedir perdón y permiso-. En no subir una voz sobre la otra. Siempre él de la mano de ella. Siempre sin rechistar. Sin dar de qué hablar. Siempre ella de la mano de él, siempre bien atendido, con su ropa planchada y sus zapatos brillantes.

“Nunca fuimos de amanecer de fiesta”, recuerda ella apoyada en el cristal y se pregunta por qué mientras sigue removiendo el guiso . “Pues porque somos una familia como Dios manda”, se contesta.

La sonrisa de sus hijas les anima a seguir durmiendo en la misma cama, aunque cada noche al tirar del edredón no hace falta un interruptor para apagar la luz y a veces su propia voz entre sueños les repite…

¿Y si no eres feliz? ¿Y si Dios no manda?


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