Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto”. Benito Perez Galdós
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El otro día se me cayeron los palos del sombrajo, uno que no es de piedra, al ver a Felipe, ese tótem al nivel del Che Guevara y Jesucristo según la desnortada Valenciano, insinuar una coalición con la querencia austericida que representa el PP para protegernos de un mal bíblico y hecatómbico nacionalista que sólo ellos conocen. Además de los conspirativos trasfondos hediondos chanchulleros, el interés político de esta sandez parece claro. Lo han hecho tan soberanamente mal y tienen tan mala conciencia que intentan evitar que los “pequeños” les hagan pupa. Les temen como un vampiro a una catedral y por ello intentarán desactivar como sea el posible efecto demoledor de IU, UPyD, Partido X, Vox, Primavera Europea, Podemos, etc… en resumen, todo un abanico de partidos, algunos prácticamente extintos (según ya celebraban los mayoritarios) como el caso de IU, que resurge con fuerza y otros que todavía no sabemos como van a funcionar, ni siquiera si van a comportarse como partidos reales, pero que amenazan con arrancar los votos de los descontentos, esos votos que antes eran abstenciones y que no les agobiaban a efectos contables en el resultado electoral por lo tanto, ignoraban. Esto hace que el objetivo de esta campaña sea distinto, a los grandes les interesa jugar con el pozo de la abstención para que todo siga igual y a los otros convencernos de la necesidad votar para romper el bipartidismo y sacar algo de todo esto.
El objetivo es aburrir hasta a las piedras y que el domingo 25 prefiramos irnos a la playa, aunque llueva. El PP de Arias Cañete no hace más que mirarse el ombligo y recitar como un mantra aquello de que van “por el buen camino” (aunque igual en dirección equivocada), que la culpa hasta de las plagas de Egipto es de la herencia recibida y del perverso Zapatero. Están más tranquilos hablando “de lo que importa a los ciudadanos” (vamos de lo que les da la gana poner en boca nuestra) a sabiendas de que la abstención les beneficiará porque su electorado es más fiel a la hora de ir a las urnas. Por otra parte, el PSOE y su “muévete” de Valenciano se presenta en un estado mezcla de pánico e histerismo, cuestionado y en aparente KO técnico. Su campaña es de perfil tan bajo que hasta renuncian a las tradicionales vallas electorales. Con una candidata de “blandiblú” en el desvencijado partido del cadáver político de Rubalcaba, que acepta el exilio como única salida para que no le arrastre el temporal.
Siempre he creído en el valor del voto personalísimo y en consciencia (vamos que cada uno haga lo que quiera, que somos ya mayorcitos). Pero esta vez si voy a pedir un favor para la democracia esta, que no nos salió precisamente gratis, pero que nos han vaciado de contenido y que destruirán si no lo impedimos. Quiero pediros que el día 25 os acerquéis a votar, por favor. A quién queráis, a lo que queráis (hasta a Doña Concha Piquer si os apetece) pero por favor, es necesario que la abstención sea la menor posible. No nos jugamos sólo aquello de Europa, que han transformado en una fuente de problemas a fuerza de retorcer y manosear para lo que se creó después de una sangrienta guerra mundial que dejó el continente hecho un solar. Tenemos la oportunidad de lavarnos la cara, decirles que creemos en la democracia como sistema, que estamos descontentos pero no pasamos olímpicamente del tema y que no somos ovejas para tratarnos como hacen. Que, en resumen, queremos ser dueños de nuestros destinos. Hemos de evitar que con el afán retro que nos invade acabemos en un sistema bipartidista igualito que el de 1885 en el que se alternaban cortesmente en el poder Cánovas y Sagasta, conservadores y liberales, “peperos y pesoistas”.
En resumen, tal y como me dijo @ChdeSiorac, “cada vez que te tomas una caña en lugar de ir a votar, muere un poco la democracia, batid fuerte las palmas para que sobreviva, o mejor, id a votar”.
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