Cuando una se sienta un día delante del ordenador y da el paso de abrir un blog de bodas no es consciente del todo de lo que ha comenzado, es el tiempo el que te hace entender/ver/y querer todo aquello que hay detrás.
Detrás de cada blog de bodas que llenan la red suelen estar chicas, solteras o casadas, del norte o del sur, del oeste o este, rubias o morenas pero con una cosa en común: les apasionan las bodas. Detrás de cada weddingblog hay horas escribiendo, tardes enteras mirando esas bodas de ensueño por la red, mañanas en las que saludas por las redes sociales, fines de semana de ferias de bodas, amigos invisibles, saraos… El blog pasa a ocupar gran parte de tu tiempo libre y no son pocos los domingos en los que algunas escribimos mientras los maridos ven el fútbol, ahora mismo está pasando eso, sin ir más lejos.
Las weddingbloggers molamos. Somos majérrimas, nos hacemos amigas más allá del 2.0, compartimos charlas en persona y al otro lado del teléfono y aunque el blog sea de bodas terminamos compartiendo un poquito nuestra vida a través de las pantallas. ¿Cómo no hacerlo si el blog y las bodas son una parte activa de nuestra vida?
Y nos gusta ser modernas, independientes, participar en saraos cerca y lejos (quién fuera rica para no trabajar e ir a todos y cada uno de ellos!) y a veces nos encanta dejar al marido De Rodríguez en casa e irnos por ahí a cuestas con nuestros trajes de novia. Nos gusta todo esto pero detrás de un weddingblog también hay un factor al que pocas veces le damos la importancia que merece: LOS MARIDOS.
Sí, habéis leído bien.
Una se da cuenta de que ha arrastrado a este mundo a su marido cuando este habla de wasitape con total normalidad, cuando conoce el nombre de alguna que otra blogger y cuando te manda al wasap todas y cada una de las cosas que le recuerdan a bodas que se encuentran en su día a día. Pueden no gustarle las bodas, puede que se haya casado porque alguna de nosotras se haya puesto muy pesada con querer su versión de princesa, puede que alguna vez durante la organización de tu propia boda te hayas quejado de que no se implica lo demasiado. Puede! Pero resulta que desde que el blog ha llegado a tu vida y él ha visto que es para quedarse, lo ha hecho un poquillo suyo. Y ahí está, mirando con atención ese catálogo de vestidos que le enseñas aunque en realidad le importen un pimiento y te saque esa sonrisa al decirte “el tuyo era mucho más guapo!”, acompañándote a esa feria de bodas por ¿quinta? vez, dejándote su ordenador cuando te has cargado el tuyo, sacándote esas fotos que tú visualizas pero que eres incapaz de explicar y que terminas con “pero hazlo bien que la quiero para el blog”. Ellos han sufrido algún regalo que era más un autoregalo para nosotras que para ellos (y la que diga que no lo ha hecho nunca miente), ellos han terminado por conocerse un montón de tiendas guapérrimas online dónde dejarse parte del sueldo para sorprendernos en cumpleaños, reyes y hasta cuando no hay un porqué. Ellos son esos que tiempo antes no querían oír hablar de bodas y ahora lo hacen muy a menudo. Ellos son así. No hay weddingblogger que no tenga un marido genial.
“Sólo personas especiales eligen a personas especiales”. Sólo nosotras podíamos elegirlos a ellos. Sólo ellos podían elegirnos a nosotras.
Pensar en maridos de weddingbloggers…
…es pensar en Raúl, ese marido genial de Diandra (Yo soy la Novia) que no duda en acompañarla a donde haga falta, la ayuda en los diversos saraos en los que se mete, le hace cenas espectaculares y escribe una sección de viajes dentro del blog. Y hasta desempolva de nuevo su traje de novio y la sigue en Novias 2.0.
…es pensar en Kike, el marido de Pilar (Ir de Boda) que no dudó ni un sólo segundo en coger carretera y manta dirección Sevilla para acompañar (y cuidar) a Pilar y Rocío en Novias con Morriña. Un amor de marido. Uno de esos que ha ido a ferias de bodas estando soltero, casado y ya siendo padre. Y otro de los que vuelve a vestirse de novio… …es pensar en Mr.A y su manera de seguirle el rollo a Marina (Martina Se Casa), sus tardes haciendo DIY para su boda, sus visitas al Leroy Merlin. Es verlo decir sí a un pre y postboda. Mr. A es mucho Mr.A y lejos quedo aquella foto en la firma en el Registro Civil con cara de “yo prometo que no quería pero esta que sonríe a mi lado me ha obligado”.. Lejos, muy lejos. …es pensar en Alex, en como vivió de primera mano Novias con Morriña, como dejo convertir su casa casi, casi en el cuartel general siempre con una sonrisa en la boca y en cómo sorprendió a Inma (Mi Boda Diy) en mitad del evento apareciendo por sorpresa y ¡¡vestido de novio!! …es pensar en Kike, en su manera de seguirme a dónde le pido, en aceptar un “vamos a una feria de bodas y luego turisteamos” disfrazado de “escapada romántica”, en como me deja ocuparle su mesa, en como coloca todo eso que desmantelé para sacar una foto. Es pensar en la cantidad de veces que ha salido a bailar conmigo aunque él sea más de barra. Y sí, a bailar vestido de novio.
Poco se habla de los maridos de las weddingblogger pero reconozcamos que son tan grandes que nos dejan sin palabras.
Y sí, a los maridos de las weddingbloggers también les gusta vestirse más de una vez de novios.
Y sí. Eran ellos.