Todas esas preguntas dejan paso a un no parar de pensar en lo mismo, las relaciones con tu pareja se convierten en una obligación, mirando el día, la hora, el minuto. Se pierde la espontaneidad, la ilusión, los encuentros furtivos, la pasión. Todo se cronometra y empieza la tensión. La pareja sufre mucho, la mujer muchísimo más. Siguen pasando los meses, pero todo sigue igual.
Para colmo de males, llegan buenas noticias, buenas para otros: "fulanita se ha quedado embarazada, ¡¡y a la primera!!". Y una se hunde más y más.
De repente un buen día te sobrepones, te crees que puedes con todo y decides que ha llegado la hora de tomar medidas, visitas a un médico y empiezan las pruebas, los controles. En la gran mayoría de los casos el diagnóstico es "infertilidad desconocida", vamos que no hay causas relevantes, los dos miembros de la pareja están bien pero por alguna razón no consiguen concebir. Y ya para colmo de males tienes que oir los comentarios tipo "si es todo de cabeza, son los nervios, si te relajaras ya verías tu como te quedabas". Y claro esto te lo dice la que se ha quedado a la primera.
Después pasas a otra fase, la de la resignación, la de lo que tenga que ser será, la de sonreir y enfrentar los problemas de otro modo, aceptando lo que tenga que venir. En muchos casos se inician los tratamientos de fertilidad, en otros casos no hace ni falta porque la naturaleza obra su milagro.
El desgaste es inmenso, los ojos de esa mujer cuando recibe la noticia, la noticia del positivo en el test de embarazo, la noticia del médico de que todo va bien, y por fin la noticia de que ese pequeño corazón late vigoroso, los ojos de esa mujer son indescriptibles, la ilusión, la incredulidad, todos esos sentimientos mezclados puedes vislumbrar en esos ojos.
Cuando supe que estaba embarazada de mi hijo no podía creermelo. Después de más de tres años, una estimulación hormonal, un quiste ovárico, anovulación, dos inseminaciones, un parto precoz,..., después de todo eso, la naturaleza obró el milagro, y llegó mi hijo, mi hijo con su corazón latiendo vigoroso, abriéndose paso a la vida.
Toda mujer siente algo mágico y trascendental cuando es madre, pero cuando no se puede y de repente lo consigues, es como si pudieras con todo en esta vida.
Aprovecho para animar a todas aquellas mujeres que no podéis, que estáis inmersas en tratamientos de fertilidad, que sufrís en silencio la incomprensión de muchos. No estéis tristes, porque los milagros también existen. Y si no hay milagros, tenemos a la ciencia, que tanto nos ayuda.
Hoy me he enterado que se ha obrado un nuevo milagro. Una mujer que no podía, de repente se ha encontrado embarazada de dos meses. Si me lees sabrás que te dedico este post a ti. Querida A. mucha suerte y enhorabuena.