Revista Opinión

¿Y si pagamos entre todos la deuda griega?

Publicado el 03 julio 2015 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave

A veces la política internacional baja las escaleras y encuentra el centro del huracán entre el común de los mortales. A veces, la política internacional la hace la gente para la gente y no sus representantes políticos para otros, o peor, para sus acreedores. Tom Feeney, un chico de York (al norte de Inglaterra) de 29 años, que trabaja en una tienda de zapatos en Londres, ha lanzado un crowdfunding para pagar los 1.600 millones de euros que Grecia debe al FMI. Que lo consiga es prácticamente imposible, pero su gesto está cargado de simbolismos varios.

Perfil del creador de la campaña, Thom Feeney / Twitter

Perfil del creador de la campaña, Thom Feeney / Twitter

Es casi utópico llegar al montante del rescate, porque aunque la iniciativa ha tenido muy buena repercusión mediática, sólo ha llegado a recaudar 1.607.040€, que no es ni el 1% del total. Pero sí, más de 92.000 personas han puesto su granito de arena y han conseguido más de un millón seiscientos mil euros -lo pongo en letra, que se entiende mejor- en cinco días. Quedan cuatro más.

Vamos por partes. A Feeney le aburre la discusión sobre Grecia y harto de ver a los ministros europeos mareando la perdiz sobre si ayudan o no a Grecia, se pregunta por qué no lo arreglamos nosotros, la gente. La propuesta en principio es simple: si en la Unión Europea viven 503 millones de personas, con que cada una aporte 3,20€ lo arreglaríamos. Y aún sobraría para unos cuantos miles de bolsas de confeti para celebrarlo. Pero al ritmo que va el crowdfunding, se necesitarían 4.978 días más de campaña para conseguirlo, a no ser que los medios le den tanto bombo que nos volvamos todos locos y donemos, o que el mismísimo príncipe Al Waleed destine su fortuna a esta digna obra de caridad.

3,20€ es el precio de media pinta en Londres -qué cara esta la city, by the way-, o una ensalada de queso feta y olivas en cualquier parte de la UE, satiriza Feeney. El joven inglés propone varias recompensas, a las que se puede renunciar: una postal enviada desde Grecia para quien aporte 3€, una ensalada de feta y olivas para los que pongan 6€, una botella pequeña de Ouzo para los que metan 10€ al bote y una botella de vino griego para los que lleguen a 25€. Todos, productos hechos y enviados desde Grecia con el segundo objetivo de crear trabajo allí. Feeney asegura que su propósito no es una broma porque “esto afecta a gente real” y reconoce que el reto es muy difícil, pero también cree que no hay nada que perder.

Más allá del éxito de la recaudación, la iniciativa tiene muchas lecturas interesantes:

  • El propio Feeney explica la primera: “esto no va sólo por Grecia, va por los griegos, por las clases trabajadoras y por intentar ayudar a otra gente normal en el mundo. Si los gobiernos, corporaciones o bancos no ayudan, ¿qué podemos hacer sino unirnos?” Si al final no consigue llegar a la astronómica cifra para el rescate, al inglés le parece que aún así, se manda un mensaje fantástico: “aunque seas clase obrera, en Yorkshire, Escocia o Atenas, otra gente en el mundo se preocupa por ti, incluso si tu gobierno te olvida”.
  • El intento es real. Es una demostración más del “sí se puede”. Aunque no haya llegado ni al 1% en el ecuador, la campaña ha conseguido que más de 85.000 personas consigan casi 1,5 millones de euros en cinco días. Es mucho más de lo que cualquier de nosotros podría soñar para cualquier proyecto. Y va más allá: contagia optimismo, activa otras luchas.
  • El crowdfunding no deja de plantearse dentro de una lógica capitalista. Feeney confía en el comercio para sacar a Grecia del agujero. Llega a hablar de “ir de vacaciones a Grecia” para apoyar su economía y de que empleará a griegos para hacer los paquetes, tanto de postales, como de ensaladas y licores.  Cree que los europeos son generosos y que “tal vez Merkel y Cameron son una excepción”. Confía en el poder de la gente porque es una aportación muy pequeña por persona, pero la plantea individualmente. Quizá por las prisas, o quizá porque no ha reflexionado lo suficiente sobre la idea del “poder de la gente”.
  • No deja de ser perverso que, al final, se acabe pagando la deuda al FMI. Se puede considerar que los griegos ya han pagado bastante con cinco años de recortes y austeridad, tras el primer rescate de mayo de 2010. Si el crowdfunding alcanza su meta, liberará a los griegos de su deuda, pero el dinero irá a los bolsillos de los acreedores. Aunque Feeney aclara en su perfil de twitter que el dinero será para los griegos y que serán ellos quienes decidan qué hacer con él.
  • El sólo hecho de intentarlo es un mensaje de apoyo importante a los griegos y activa la maquinaria de la oposición al establishment de Bruselas. Por un lado, les anima a votar por el NO en el referéndum, queriendo transmitirles -aunque no sea la intención de Feeney- que el resto del pueblo europeo estará ahí para lo que necesiten. Por otro, contradice el mensaje oficial. No sólo comunica que la devolución de la deuda no es nuestro único interés, sino que estamos dispuestos a ir más allá de la reestructuración: pagarla por ellos.

No es la economía, estúpido. Es la política. Los gobiernos europeos apoyan el SÍ en el referéndum, deseosos de ver caer al gobierno griego, con Tsipras y Varoufakis al frente. No se lo plantean como una renegociación del rescate, ni siquiera como un plebiscito sobre el euro o sobre la pertenencia a la UE: su guerra es ‘o esta UE, la de la austeridad, o Syriza’. Si Syriza triunfa, activa a otros partidos por el cambio, como Podemos. Si fracasa, Merkel se frota las manos y las políticas siguen igual: neoliberalismo económico a cualquier precio. Así que no dudan en utilizar todos sus instrumentos para conseguir ese fin. Les va la vida en ello. El crowdfunding es sólo un arma más, del otro bando, para apoyar al gobierno que los griegos eligieron en las urnas, democráticamente.

Acabe como acabe la tragedia griega, estéis de acuerdo con la iniciativa de Feeney o no, informaos bien de lo que pasa con Grecia. No os conforméis con la voz de un sólo medio, ni con la de Bruselas ni con la de Syriza. Es un consejo para cualquier tema, pero en este más, porque con lo que suceda estos días nos jugamos el futuro del mejor invento de los europeos. Y el 90% intentará engañaros.

¡Por cierto! El link al crowdfunding es este.

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