Y si quiero aburrirme ¿qué?

LUIS RUIZ DOMÉNECH

Está prohibido aburrirse. Si alguien se aburre alguna vez no lo debe reconocer ni bajo amenaza porque lo suyo es estar siempre ocupados en cosas prácticas, productivas, creativas, estimulantes y guays, si es que se quiere mantener amistades de cierto nivel.

«Yo no tengo tiempo de aburrirme» afirman con euforia que no parece fingida quienes pretenden aparentar una vida rica en contenidos y plena en emociones. Los niños dicen con dramatismo «Papá, me aburro» a la vez que exigen un remedio inmediato como si los padres fueran los encargados oficiales de divertir al niño cada vez que no tiene nada que hacer.

Sin embargo el derecho a aburrirse debiera estar recogido en la declaración universal de derechos humanos.

Puede leer aquí el artículo completo de este ingeniero y escritor, de fe protestante, titulado Y si quiero aburrirme ¿qué?