Revista Opinión

¿Y si ya aprendieron a pedir?

Publicado el 16 enero 2010 por Gaviota
¿Y si ya aprendieron a pedir?
Imagen tomada de:  www.mialbumdefotos.com
Terrible lo de Haití.  Evidentemente, un terremoto no escoge sus víctimas, pero lamentablemente ese país ha sido golpeado por malos gobiernos, por pobreza extrema y ahora, por las placas tectónicas.  Mis oraciones por ellos.
No voy a detenerme en las razones por las que ese país se encuentra azotado por la extrema pobreza.  Tampoco pretendo intentar dar explicaciones lógicas a un fenómeno impredecible como es el caso de los movimientos telúricos.  Sí me detendré, en cambio, en la incompetencia del mundo ante esta crisis.
Conocer lo acontecido en Haití me recordó uno de tantos correos electrónicos con enseñanzas y mensajes bonitos que circulan a diario por la red.  A estas alturas, me resulta imposible leer todos los mensajes bonitos que me llegan, pero éste fue uno de los que sí leí, y que me dejaron pensando un buen tiempo.  El tema central del mensaje era sobre las peticiones que hacemos a Dios (hágase extensivo al ser o ente superior en el que se crea).  Recuerdo que utilizaban ejemplos como: no pidas dinero, pide que tengas la posibilidad de ser más productivo y así generar dinero.  No pidas encontrar la relación perfecta, pide poder encontrar a alguien y pide la templanza para poder construir con ella la relación perfecta.  Algo así.  El mensaje de fondo es que debemos aprender a pedir cosas.
Lo mismo ocurre a nivel material.  A lo largo de la vida mucha gente pide a los gobiernos de turno que le brinden ‘soluciones’ aunque no tengan exactamente claro qué es lo que quieren.  Si no saben pedir, probablemente no les va a llegar nada, o al menos nada que realmente constituya una ‘solución’.  Un ejemplo:  ¡Queremos educación!  ¿Eso qué significa?  ¿Queremos que construyan un colegio?  ¿Queremos nuevos programas de pregrado o postgrado?  ¿Cuáles?  ¿Queremos una mayor planta de maestros?  ¿Queremos becas estudiantiles?  Normalmente los gobiernos hacen lo más fácil.  Construir una casa que llaman colegio, y llevan un par de libros para montar una biblioteca, así se trate de libros viejos y desactualizados.
He dicho atrás que la tragedia de Haití me recordó al mensaje que circula por correo electrónico.  ¿Por qué?  Por que he podido observar con claridad una cantidad de disparates que generan vergüenza mundial.  Para no ser demasiado extenso en el análisis de los disparates, intentaré manejar ideas numeradas, para no ser demasiado difuso.
Disparate 1:  Por primera vez en mucho tiempo, se puede establecer con claridad qué se requiere en Haití.  Lo han dicho los socorristas in situ.  En primer lugar, agua.  En segundo lugar, comida.  En tercer lugar, más rescatistas.
¿Qué ofrece el mundo?  Dinero y mensajes de solidaridad.
Conclusión:  Haití sabe pedir.  Nosotros no sabemos dar.
Disparate 2:  Hace algunos meses publiqué en este espacio un comentario sobre el ensayo de mi amigo Gonzalo Ramírez Cleves relacionado con la pobreza en el mundo globalizado.  El texto, titulado “Pobreza, globalización y derecho : Ámbitos global, internacional y regional de regulación”, cuya lectura recomiendo, muestra de qué manera se busca enfrentar la pobreza desde diferentes ámbitos de regulación, explicando el funcionamiento de cada uno de los actores que intervienen.
Evidentemente, referirse a Haití implica referirse a la pobreza.  Sin embargo, lo altamente sorprendente es que existan tantos ámbitos de regulación tan ineficaces para crisis como estas.  Ni el mundo, ni la comunidad internacional, ni la región ha sabido responder a esta crisis.  ¿Donde están los programas, los estudios, los recursos, los expertos?
Conclusión:  Haití sabe pedir, no sabemos cómo dar lo que podemos dar.
Disparate 3:  Como desde hace algunos años este país nace y muere con Uribe, y no se mira más allá de él, se ha criticado duramente al Presidente por considerar viajar a Haití a ponerse al frente de la ayuda colombiana para este país.  Populismo puro, se dijo, y en cierta forma, sí es una forma de populismo, pero no es solo eso.
Pastrana y Uribe (ambos) han emprendido largas giras internacionales –las de Uribe no son taaaaaaann largas como las de Pastrana– pidiendo apoyo para Colombia, solicitando recursos para enfrentar el terrorismo, y haciendo lobby para declaraciones internacionales contra las FARC.  Ellos personalmente han ido a estas giras.  Ahora, cuando le corresponde a Colombia mostrar que no solo sabe pedir, sino que también sabe dar, es tan solo lógico que sea el Jefe de Estado y Jefe de Gobierno quien maneje el tema personalmente.
Evidentemente, hacerlo genera un ‘boom’ de popularidad, pero intentando ser objetivos, es tan solo sensato que quien dirige las relaciones internacionales, sea quien maneje estos asuntos, mostrando que Colombia es parte del mundo, pero no solo para pedir plata, sino también para ayudar a sus vecinos.
Conclusión:  No debemos mezclar el antirreeleccionismo con la sensatez internacional.
Disparate 4:  El de siempre.  El periodismo.  Como siempre, amarillista, como siempre, oportunista.  Como siempre, asqueroso.  La lógica de los enviados especiales es contar muertos, describir olores y pedir testimonios sobre qué se siente perderlo todo, y estar muriendo de hambre luego de haberlo perdido todo.  Muy ilustrativo, señores.
En vez de canalizar información sobre lo que se está realmente haciendo, lo que se requiere todavía hacer para conjurar la crisis, nos ponen a llorar con historias de desesperanza y dolor, para hacernos sentir que somos una raza miserable (lo que sí es cierto) y ganar un poco de rating.
Conclusión:  El periodismo actual, salvo algunas contadas excepciones, sigue siendo un asco.
Disparate 5:  Clamamos todos por apoyo y solidaridad.  La pregunta es:  ¿sabemos cómo apoyar y ser solidarios?  Yo, por lo menos, no he logrado saber qué puedo hacer yo personalmente para ayudar.  No creo que escribir una entrada en el blog, constituya ayuda.
¿OEA? ¿ONU? ¿Ministros colombianos? ¿Prensa?
Conclusión:  No tengo la menor idea, en un mundo de web 2.0, conectado con todo y con todos, qué puedo hacer desde aquí.  Desastroso.
¡¡Picotazo globalizado!!

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