Un día agotador, estresante, los niños fuera de control, peleándose entre ellos y reclamando tu atención, la cena se ha quemado, el padre de los niños aún no regresa del trabajo, ... o ha llegado y tiene hambre... Y tú... ¿de qué tienes ganas realmente? Sólo de huir, de encerrarte en el baño (tu cuarto descartado, ... es el primer sitio donde buscan), sentarte donde puedas (...) y taparte los oídos por unos segundos. ¡Un leve descanso, por favor!, ¡lo necesito!
Seguro que a más de una os ha pasado en alguna ocasión... Por eso, en nuestra próxima vida, cuando tengamos una casa con suficiente espacio, tendremos en todos los baños del ala norte y del ala sur, una butaca...; una preciosa y cómoda silla donde dejar por un instante la mente en blanco, donde unir los dedos índice y pulgar de ambas manos y, con un suave sonido gutural en forma de letras u y eme (léase ummmmm), alcanzar la serenidad que tanto necesitamos para llevar adelante una casa.
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Valga este post para reivindicar la labor de las amas de casa, que día a día cuidan de su familia y de su hogar sin pedir nada a cambio..., salvo una silla en el baño, por favor...