Revista Comunicación

Y tú por qué escribes

Publicado el 01 diciembre 2014 por Lorena White @lorenagwhite

Un escritor profesional es un amateur que no se rinde (Richard Bach)

A veces noto miradas de extrañeza por parte de Mi Querido cuando en nuestro despacho compartido lo único que se escucha en medio del silencio son las teclas de mi viejo portátil. A veces sé que piensa que estoy loca por obligarme a escribir 1000 palabras al día y también que lee este blog sin decirme nada, porque no quiere invadir ese momento sólo mío en el que me siento a escribir. Y sé que lo hace porque sabe que esto es lo que me hace feliz. Así que Querido, que sepas que sé que me lees (te he visto de reojo) y que te quiero precisamente por eso.

10reflexionesescribir

Hoy quiero hablarte de escribir, porque sé que muchas veces me centro más en otras cosas, pero al final la clave de todo, el sentido de todo lo que ves, está aquí, en la escritura. Por eso te traigo 10 reflexiones que tienen de fondo una simple pregunta: ¿Y tú por qué escribes?

1. Tener que obligarte a escribir no significa que te guste menos: que escribir sea tu pasión no quiere decir que no te cueste nada ponerte a ello. Seguro que hay más de un suertudo que logra escribir lo que quiere a la primera, tal y como lo quiere, pero si eres de la inmensa mayoría, recuerda que crear el hábito de la escritura (intentar sentarte a escribir un rato cada día, durante al menos 21 días seguidos) es una forma de que esa combinación “obligación”-pasión, se vuelva más llevadera.

2. Para escribir hace falta tener un ego grande (o al menos, mucha fe en uno mismo): ¿Cuántas veces has pensado que nunca llegarás a ser el escritor que quieres ser? A veces escribir es un acto de verdadera fe. Y es que para ser escritor hay que tener el ego grande (pensar que algo que tú escribas puede interesar a alguien más que a ti, es un trabajo duro si tienes un ego pequeñito) y hay que tener fe en uno mismo.

3. La escritura es como un músculo, si no se trabaja, se atrofia: sé que el entrenamiento de escribir al menos 1000 palabras al día (y no, no siempre llego a 1000 palabras, pero la idea de alcanzarlas es una motivación más que hace la tarea más fácil) puede parecer una locura, pero realmente cualquier entrenamiento que te haga escribir un poco cada día y no abandonar el hábito de escribir, puede valer. Porque habitualmente creemos que como nos gusta tanto escribir, seremos capaces de hacerlo con la misma frescura, facilidad e imaginación que ahora, pero en realidad, si perdemos el hábito, algún día nuestra habilidad para escribir se irá para no volver. Pregúntate esto: ¿escribes con la misma energía y motivación que lo hacías hace 5 años? Pues imagínate haciéndote la misma pregunta dentro de 10. Entrena, entrena y trabaja.

4. Cuanto menos caso le hagamos al editor interior, mucho mejor: todos tenemos al peor editor que podríamos tener, muy cerca de nosotros. Está dentro de nuestra cabeza, en nosotros mismos. El editor interior es esa vocecilla que no cree nada en lo que estás haciendo, que te hace borrar y borrar y que provoca que te atasques intentando buscar la frase perfecta para escribir lo que quieres escribir. Te impide avanzar y la mayoría de las veces conseguirá que creas que nada de lo que haces vale un duro. Sin embargo, es un buen aliado para los momentos de corrección. Te recomiendo hacerle poco caso cuando te sientes a escribir (vomita todo lo que puedas) y ya editarás luego. Eso sí, mantenlo a raya. No hay peor crítico que uno mismo.

5. Tener un motivo para escribir nos ayuda a mantener el foco en nuestra propia escritura: cuando éramos más jóvenes e insensatos y la industria de la edición de libros iba viento en popa, casi todos nosotros escribíamos para ser publicados. Ahora que uno puede escribir un libro y subirlo a Amazon, ponerlo a la venta y escribir otro y hacer lo mismo, la cosa cambia. La publicación se convierte en una meta mucho más difusa, pero a la vez, el abanico de posibilidades se abre. Ya no hace falta escribir para publicar, así que tienes que buscarte un buen motivo para hacerlo. Aunque, es cierto, hay muchos que sólo escribimos porque simplemente es lo único que nos hace sentir que no nos falta nada y que estamos aquí para algo.

6. La vida sería más bonita sin bloqueos, pero es mejor que aceptemos que todos pasamos por ellos alguna vez: solo los que escribís entenderéis qué se siente al tener muchas ganas de hacerlo (¡y además tiempo libre!) y no ser capaces de enlazar un par de líneas con cierto sentido. O querer escribir pero no saber de qué, tanto si es una historia como un nuevo post o un poema (el caso es escribir). Creo que no conozco a nadie que escriba que no haya sufrido nunca un bloqueo, así que lo mejor en estos casos es desconectar, hacer otras cosas, leer, escuchar música, dedicarnos a otras aficiones y alejarse un poco de las teclas.

7. Al final escribir (aunque sea mierda) siempre vale para algo: puede que creas que lo último que has escrito no serviría ni para hacer una crítica mala de ello, pero en realidad cada cosa que has ideado, escrito, corregido, editado y reescrito, ha dejado algo bueno en ti, por muy pésima que sea su calidad. Como pienso de los errores o de asumir riesgos, escribir mierda es necesario para un escritor, tal y como permitirse fallar es necesario para vivir de una forma equilibrada. Así que permítete escribir mierda, porque algo bueno tendrá. Eso sí, puede que no siempre lo veas.

8. Sentirse raro ante los demás por escribir o por querer ser escritor es una sensación que todos experimentamos: al igual que el bloqueo, sentirte un poco bicho raro porque te gusta pasar ratos escribiendo en tu ordenador, es algo frecuente. Igual que, por ejemplo, tener un blog. Sin embargo, un día te das cuenta de que no es tanto el sentirse diferente como lo que peudan decir los demás lo que te intimida, y por eso, al final acabas diciendo “al cuerno con lo que piensen”. Pues eso, al cuerno.

9. Como todo en la vida, las comparaciones son odiosas: comparar tu escritura con la de los demás, además de ser frustrante (es probable que el 90% de la gente a la que leas escriba mejor que tú) es totalmente improductivo y un escritor que no vive de escribir (y en realidad el que vive de escribir tampoco) no tiene tiempo para perder comparándose con los demás. Así que céntrate en ti, busca objetivos que te hagan mejorar día a día y olvídate de cómo escriben o del estilo impecable de los demás.

10. Abandonar la escritura llegados a este punto, sería todo un fracaso que no te puedes permitir: no sé cuánto hace que escribes y no sé qué tipo de cosas escribes, lo que sí sé es que en todo el tiempo que llevas escribiendo te habrás planteado olvidarte de la idea de hacerlo como unas 10.000 veces y el resultado es que estás aquí, leyendo sobre escritura, que es mi pasión y también es la tuya. Así que abandonar a la vez 10.001 no sería nada coherente por tu parte, ¿no crees?

En resumen: probablemente tu vida haya cambiado con respecto a cuando empezaste, probablemente hayas conseguido grandes cosas o puede que todavía estés en la casilla de salida, pero tener la capacidad de canalizar tu personalidad, tu estado de ánimo, tus ideas o tu imaginación a través de la escritura es de las mejores cosas que te ocurrirán en la vida. Y, si me permites darte mi opinión, tengo la certeza absoluta de que luchar por ello esa es una de las pocas decisiones 100% correctas que tomarás.

NOTA: Acabas de leer mis (más de) 1000 palabras de hoy #sísepuede :)

Pueden impedirte ser un escritor publicado, pero nadie puede impedirte ser un escritor, o incluso ser mejor escritor cada día. Todo lo que tienes que hacer para ser un escritor es escribir (Katherine Neville).


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