¡Pobrecillo! Ya saben que tiene a todo el mundo en contra. Él que creía que ser el yernísimo serviría para hacer y deshacer a su antojo, resulta que dentro de su antojo no entraba lo de robar. Este país cada vez es menos tolerante. Ya no pueden robar ni los aristócratas, aunque sean de pega y se autotitulen empalmados.
No voy a repasar aquí todas las travesuras de este genio del conchabeo y mamoneo. No, ya he escrito bastante y tendría que escribir más una novela negra que una entrada en Kabila. Solamente me voy a dedicar a hablar de la última trastada de este trilero de pro.
Supongo que recuerdan que hace unos días se celebró un homenaje al cumplirse el centenario del nacimiento de Don Juan, el padre del rey. Pues bien, a ese acto, acudió toda la Casa Real, incluida la Infanta Dª Cristina, la desimputada. Mientras, el duque empalmado se entretenía, entristecido por no haber sido invitado.
Y fueron varias personas las que vieron al interfecto, celebrando tal acontecimiento, en un casino privado en Londres –acompañado de dos guardaespaldas y una joven y bella mujer--, un casino de socios selectos como es natural ante un duque de tal calaña, donde sólo puede entrar gente con galones, se trata del Casino Aspinalis. Además, está claro que este individuo real no tiene muchas suerte últimamente, porque se ve que se dedicó a jugar a la ruleta y no hizo sino cambiar euros por libras, hasta perder, según cuenta la crónica, miles de euros.
Qué quieren que les diga. Allá película si el tipo es un ludópata, con su pan se lo coma. No creo que sea muy edificante, pero lo que si me molesta, me exaspera, me jode y me encocora es que este tipo que ha robado a manos llenas, aprovechándose de su parentela real, haya montado el numerito de que no tenía dinero para pagar la fianza que le impuso el juez –¡pobrecillo!—, y sin embargo sí que disponía de miles de euros para entretenerse un poquito.
Y encima ese dinero era en su mayoría dinero público, dinero que le entregaron, por ser quien era y sin hacer nada, en la Comunidad balear y en la Comunidad valenciana. Por su calidad de yernísimo.
Pero, vamos a ver, aunque sólo sea para que no nos tome el pelo, y más después de esta última fechoría, ¿no sería conveniente que le prohibieran salir del país o se le mande a la trena de forma preventiva? ¿Cómo podemos permanecer impasibles, mientras este ladrón dice no tener dinero –seguro que no devolverá un euro de lo robado— y, sin embargo se va a jugar miles de euros a Londres? ¿Hasta dónde nos va a vejar este sinvergüenza?
Se me abren las carnes pensando cómo se estará descojonando de todos nosotros, mientras que se gasta el dinero robado en el casino. Claro que miles de euros para este ladrón de cuello blanco son sólo calderilla.
Deberíamos abrir una recogida de firmas para que se aceleren las obras de Eurovegas, así evitaríamos que, al menos, no tuviera que gastarse el dinero del viaje de él y su séquito y además le facilitaríamos que practicara uno de sus hobbies favoritos.
Ya lo ven, estos sinvergüenzas de altos vuelos se ríen de los ciudadanos honrados y tan campantes. Ahí está Blesa, en su casita, cuando su gestión ha provocado un agujero de más de 20.000 millones de euros. Por allí queda Bárcenas que nos hace peinetas, nos vacila y sigue viviendo como un cura. Y también el duquesito, un macarra de cuidado que no tiene dinero para la fianza y sí para jugar en la ruleta. ¡Hay quién da más!
Salud y República