Revista Política

¿Y volver, es posible?

Publicado el 04 marzo 2013 por Civeperez


Más de 4.000 jóvenes que se han ido a trabajar fuera de España ante la falta de expectativas laborales se apuntan a la campaña 'No nos vamos, nos echan' para denunciar cómo se ven obligados a elegir entre el paro, la precariedad o el exilio forzado. Otro de los grandes éxitos sociales del neoliberalismo.
Exilio laboral: 'No nos vamos, nos echan'

El número de español@s residentes en el extranjero ha crecido un 5,5% desde el inicio de la crisis hacia 2008. Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (P.E.R.E), perteneciente al INE, en 2012, son 302.623 los jóvenes (entre 15 y 29 años) con nacionalidad española que residen en otros países, mientras que en 2009 eran 242.154. Sin embargo, estas cifras no reflejan a los emigrados que no se apuntan en los consulados, que son la mayoría en el caso de los jóvenes. Se estima que cada semana emigran varios miles de jóvenes.
El 91% del empleo destruido en los últimos 4 años es de menores de 35 años, tal y como publica la Encuesta de Población Activa (EPA). El paro juvenil se ha situado en un 55% en la última EPA, siendo el dato de paro juvenil más alto de la Unión Europea. Actualmente, 374.600 jóvenes (de hasta 29 años) con formación superior se encuentran en paro. En 2008, l@s jóvenes en esta misma situación eran 178.200. Pero este perfil no es el único que se repite en el extranjero, también se van jóvenes con otras cualificaciones medias y profesionales.
¿Es el extranjero un seguro de empleo estable para l@s jóvenes? Ante esta situación, l@s jóvenes han comenzado emigrar a otros países en busca de una oportunidad laboral, para poder asegurarse un futuro que en el Estado español se hace incierto. Si bien es cierto que la media europea de paro juvenil (un 22,5%) es muy inferior a la española, encontrar trabajo no está garantizado. Y más allá de Europa, l@s jóvenes españoles están empezando a optar por otros destinos como Latinoamérica y Asia. Generalmente, los trabajos que realizan l@s jóvenes en el extranjero también se encuentran caracterizados por la precariedad, con jornadas laborales muy largas y sueldos muy bajos que no aseguran una vida digna, y menos un futuro.
¿Y volver, es posible? Frente a quienes hablan de un exilio temporal, de la emigración como fase transitoria que permite a l@s jóvenes adquirir conocimientos y experiencia para volver, la realidad es bien distinta. La única alternativa al paro es la precariedad: el Gobierno opta por la flexibilidad y la temporalidad de los contratos. Pero la temporalidad ya no es algo temporal y l@s jóvenes encadenan este tipo de contratos como norma. No se trata sólo de una nula estabilidad laboral, sino de una falta de independencia que elimina del horizonte cualquier proyecto de vida estable y convierte a l@s jóvenes español@s en personas dependientes de sus familias.

#NoNosVamosNosEchan

El texto anterior, y las imágenes, proceden de la web no nos vamos, nos echan, iniciativa que denuncia la situación de exilio forzoso de la juventud precaria. No estoy en el mejor momento para añadir algo de cosecha propia que no sea contar la desolación que me invade desde anoche. Cuando acompañé al aeropuerto a mi hiia que partió hacia Latinoamérica al igual que esos otros miles de compañeros de generación: con una mano delante, otra detrás y un título de ingeniería en la maleta. Se marchan no por espíritu de aventura, como con gran frivolidad declaró algún miembro del Gobierno, sino a la ventura. Con la esperanza de poder encontrar, allende los mares, alguna oportunidad de labrarse un futuro, y sobre todo un presente, que España, es decir, su sistema socioeconómico, les niega.
Mi desolación personal no mitiga la rabia ante el desastre social que estamos viviendo en este país. Los hechos son lo suficicientemente graves como para que cada ciudadana, cada ciudadano se interrogue a sí mismo ¿Qué puedo hacer yo? Lo primero, dejar de aguardar soluciones provenientes de un modelo político agotado y de un modelo económico manejado por delincuentes. Una vez que sabemos que el barco navega a la deriva, hemos de subir al puente de mando y empuñar el timón. La alternativa, el naufragio.


Volver a la Portada de Logo Paperblog