Y vuelta a empezar con la independencia

Quim Torra recurre otra vez al victimismo y construye su diálogo en torno a frases como «España nos roba» o “España nos castiga y oprime”.

Quim Torra vuelve a hacer una llamada al independentismo y a retomar la iniciativa situándose en el camino de la ruptura democrática con el Estado para avanzar hacia la república. Esta marioneta de Puigdemont alienta a los catalanes a ser conscientes del deber para con ellos, haciendo referencia a la responsabilidad cívica y democrática para volver a hacerlo. Y es que ya a estas alturas el catalán es un conflicto sin cabeza, demencial y con rasgos surrealistas. Ante esta paradoja diabólica y machacona ya no valen acuerdos y diálogo, como una política coherente exigiría, pues los mismos independentistas niegan cumplir con su deber ateniéndose a la ley para que la situación que requiere medidas de gran calado, pueda llegar a buen puerto. La reacción del president de la Generalitat de Cataluña es desequilibrada y beneficia únicamente una ruptura definitiva.

Torra define esta nueva etapa del procés como la de la «recuperación de la confianza» y fija para ello un nuevo inicio del conflicto para la manifestación independentista que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha convocado para el próximo 11 de septiembre con motivo de la Diada.

Imagino que en su menguado intelecto, este teleñeco quiere presentar como autoritario y fascista al Gobierno en funciones de Sánchez, como ya hizo en su día el cobarde de Puigdemont con el Gobierno de Rajoy, cuando hoy este gobierno está demostrando tener una paciencia y una cautela impresionantes, incluso con la mediación de Podemos que no es sospechoso de querer tomar medidas drásticas contra la Generalitat. Pero, ya basta de tanta majadería, de producirse otra rebelión catalana, los insurrectos deberían ser, ahora sí, aplastados inmediatamente para preservar la integridad del Estado.

Yo siempre he defendido el derecho soberanista del pueblo catalán, pero visto con frialdad, y con la distancia de aquel primer intento unilateral fallido, hoy me parece un revoltijo delirante de disparidad ilógica, ininteligible y sin explicación racional. Esta nueva declaración de intenciones se me escapa, no me cuadra ningún ideal sociológico o político aplicable y con garantías reales de mejora para ellos ni para el resto de España.

Hoy me veo incapaz de comprender el extraño fenómeno de una repetición revolucionaria. Y es esa burguesía conservadora en alianza con el anarquismo mal entendido de la CUP; un sector del pueblo conservador y pre-revolucionario de un radicalismo feroz. Y por supuesto, una clase política que avanza hacia el suicidio. Es que es como volver a esa huida desesperada hacia adelante, loca, desenfrenada, asumiendo el riesgo de la cárcel. No entiendo por qué lo hacen cuando no tienen nada que ganar en esa revuelta delictiva.

Creo en el derecho de cada pueblo a un Estado propio. La autonomía de los organismos públicos es positiva y enriquece al conjunto del país. Opino que cada región conoce mucho mejor su idiosincrasia y sus necesidades y creo que el centralismo de España es un retroceso y que está arruinando al país y nos está dejando sin Estado del Bienestar. Pero, por otro lado asumo y pondero la legitimidad de las normas y las leyes y las cosas hay que hacerlas siempre por la vía de la legalidad, y este nacionalismo exacerbado catalán sólo nos está dejando otro nacionalismo español decadente y gastado…