El día antes de que me ingresaran en Lanzarote fui de excursión y...¿sabes cuando ante un paisaje precioso te entran ganas de dar gracias a Dios por todas las maravillas que ha hecho en tu vida? Pues, así me sentía yo, afortunada, en una comunidad maravillosa, en una isla preciosa, con unos niños estupendos, con muchas ganas de ir a Indonesia...Muchos planes, muchos proyectos, muchas ideas, muchas ganas de hacer de todo y más...Es duro cuando los planes te cambian de repente y sin previo aviso. Cuando me llamaron aquel día para preguntarme si quería ir a Indonesia yo respondí que sí sin pensármelo mucho, pero luego me entró miedo...me empecé a preguntar si estaría a la altura de un reto tan grande. Luego pensé que si era la voluntad de Dios, Él pondría los medios.Cuando el otro día la doctora me dijo que mi enfermedad era grave, que se había extendido y que no podían curarme sino hacer que pudiera vivir un poco más, volví a hacerme la misma pregunta: ¿estaré a la altura de un reto tan grande?, pero esta vez no pienso que sea voluntad de Dios (yo creo que a Él también le duele, como a mí), lo que sí pienso es que también en este caso pondrá los medios para que pueda enfrentarme a ello.De todos los "TODO" que he dejado en mi vida, este es el más "todo" de todos! El cole, los niños, las clases, todas mis cosas en Lanzarote (fue como un chiste, había alerta justo el día que tenía el billete y no pude ir a recoger), la comunidad, la ilusión de ir a Indonesia, la salud, la fuerza física, la "independencia", el control sobre mi vida...Hasta la comida, porque ahora tengo una dieta especial a base de vegetales! Y el pelo, aún no se me ha caído, pero se caerá pronto!No me queda nada más, solo Dios, mis familias (la Congregación y la de Italia) y un montón de gente rezando por mí, como tres patas de un taburete...Pero en el fondo, cuando lo pienso, creo que estas son las patas más fuertes y que ninguna de las otras hubiera podido remplazarlas y ser igual de fuerte...El viernes pasado empecé las quimio, me van a dar dos a la vez, una semanal y la otra cada tres semanas, hasta que el cuerpo aguante los efectos secundarios, calculan unos 3 meses...Luego me van a repetir todas las pruebas y ahí se verá si el tratamiento ha funcionado o no. Yo no voy a dejar de rezar...Se lo he pedido a M.Colomina, le he dicho "Tú necesitas un milagro para ser beata, y yo uno para curarme, estamos iguales!", pero en fin, que sea lo que Dios quiera, siempre y cuando no me deje sola...
Amanecer de camino al hospital