Revista Diario

¡Ya camina solito!

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
¡Ya camina solito!
1 de diciembre, un día antes de cumplir los 14 meses, una fecha para grabar en el calendario: el bebito ha comenzado a andar solo.
Nunca me hubiera creído que iba a ser hoy. Es verdad que llevaba muchas semanas caminando de la mano casi casi solo, incluso agarrado levemente a mi pantalón, apenas sujeto por un dedito. Pero le veía muy temeroso y pensaba que iba para largo.
Esta mañana nada parecía indicar que iba a producirse este gran acontecimiento, se la pasó entera gateando detrás de mi o llevándome de la mano por toda la casa. Pero se echó la siesta y nada más levantarse empezó a caminar del sofá al mueble de la tele, del mueble de la tele a las sillas, de las sillas al sofá. Parecía entusiasmado pero no le di mayor importancia, pues ya había dado algún pasito solo.
Nos fuimos a otra habitación y estuvo un ratito jugando en el suelo mientras yo contestaba unos mails en el ordenador. Cuando termino, veo que está de pie apoyado en la estantería, como siempre, y le digo ¿nos vamos de nuevo al salón? mientras le tiendo la mano para que camine. En lugar de eso, empieza a andar  sin mi ayuda con una seguridad pasmosa. Un paso, otro, otro y muchos más. Se planta en el salón con una sonrisa de oreja a oreja. Se da la vuelta como si nada y se va derechito a la cocina sin dudar ni un ápice. Llega hasta el fondo de la cocina, se da media vuelta, pasa de nuevo por el salón y se recorre el pasillo entero. La casa entera. Parándose a veces sin apoyo ninguno, de pie en medio de la habitación sin bambolearse siquiera. 
Se pasó toda la tarde desde ese momento caminando por la casa con una soltura increíble. Sólo una vez se venció un poco y cayó de culo. Tantas semanas practicando le han debido servir muchísimo, está claro. Ha decidido andar cuando se ha visto seguro del todo, no antes.
Llamé a todo el mundo para contarle la noticia. Cuando mi marido abrió la puerta, mi niño fue andando a saludarle, riéndose como diciendo: mira, papi, ¡que ya se andar!.
Ha sido increíble. Tal subidón de adrenalina que cuando se ha acostado yo estaba agotada de la emoción. 
Un gran día, absolutamente inolvidable.

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