Revista Maternidad

Ya duerme en su habitación

Por Gabriel Benítez @BrazosMi
Ya duerme en su habitación
En otro post, os he contado cómo conseguíamos que el niño durmiera en su habitación, pero no os he contado cuándo y por qué lo llevamos. Todo empezó al llegar la hora de hacer limpieza y de redecorar algunas estancias de la casa.
Así es, y redecorando, redecorando… llegamos a la habitación del crío. Aquí, hemos cambiado algunos muebles que ya utilizábamos cada vez menos, como el cambiador, y ciertos juguetes que ya no utiliza el polluelo por ser para niños más pequeños.
De esta forma, ha quedado una habitación amplia en la que hemos colocado una gran alfombra en todo el centro. Ahora podrá jugar a sus anchas con los juguetes de las últimas navidades. Juguetes, por cierto, que cada vez son más grandes y más aparatosos.
Por otro lado, hemos aprovechado ya para llevar la cuna a su habitación. Así, empezará a dormir solo.

¿Por qué ahora y no antes o después?


Unos nos dicen que lo hemos hecho tarde, que debería haber sido sobre los seis meses. Otros, que es buena edad la que tiene ahora para hacerlo. En mi opinión, que he estado informándome sobre el tema, he visto afirmaciones muy dispares procedentes de profesionales, inclinándose tanto a un lado como al otro. La que más me ha gustado es ésta: decimos constantemente que los bebés necesitan sentirse queridos, arropados por sus progenitores y tenerlos siempre presentes, sobre todo en los primeros meses de vida. Entonces, ¿dejarlos durmiendo solos no contradice esto? Pues eso mismo pienso yo. Y eso es lo que hemos hecho, esperar a que el niño creciera un poco.
De todas formas, un factor que ha influido sobremanera en la decisión ha sido que cuando el niño era más pequeño, no se enteraba de mis ronquidos. A medida que ha ido creciendo, ha ido sintiéndose más molesto según la intensidad con que ronco. Así, hasta tal punto que protesta cuando tengo la orquesta a pleno rendimiento.

¿Qué tal lleva la experiencia de dormir solo?


Bueeeeno, él prefería dormir conmigo. Nos íbamos juntos a dormir, él en su cuna y yo en la cama. Nunca hemos probado el colecho, no fuera a gustarle y tuviéramos que hacer dos pasos: de la cama a la cuna y, posteriormente, de la cuna a su habitación. El caso, es que le gustaba hablarme y que yo le respondiera. En cierto modo, le gustaba saber que yo estaba allí, acompañándolo.
Ahora, lo llevo a dormir y se lleva un rato llamándonos hasta que se aburre, habla solo y se queda dormido. Esto, los días que está más cansado. Otros días, si nos llama varias veces y ve que no le atendemos, rompe a llorar y hay que mecerlo. En ésta estamos y estaremos hasta que cree el hábito de dormir en su nueva estancia. Al menos, ya podrá descansar en silencio.
¿Dónde duerme tu bebé? ¿Has probado el colecho? En un próximo post, abordaremos el tema.

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