Increíble pero cierto: estoy aprendiendo SURF… y me encanta!
Pensé que me iba a dar miedo la fuerza del mar, que me iba a agobiar el traje, que no iba a ser capaz de controlar la tabla en aguas revueltas pero cuando me meto en el agua me olvido de mis miedos y solo busco la ola.
El esfuerzo físico es enorme y salgo totalmente agotada; temblando, con moratones y rodillas hinchadas. No puedo decir que me divierte (todavía) pero se ha vuelto un reto personal. Todas las noches decido no volver pero la mañana siguiente estoy allí en la orilla midiendo las fuerzas naturales del mar y el viento.
Saboreo nuevas sensaciones y me llena el deseo de enriquecerme con un nuevo logro.