Ya es muy tarde para el beso de la vida.

Ya es muy tarde para el beso
de la vida.
Bajo el mar no siente el peso
de la vida.
No tenía que ser eso.
No acababa así su sueño.
Sal marina
llena ahora sus pulmones
y arrastra sus ilusiones
de plomo
al fondo,
muy hondo.

Y en la arena que lo vio partir,
no caerá una lágrima,
que asida a una tierna mejilla,
espera su turno en la orilla
con la esperanza todavía
de unirse a esa misma huída
subiendo de noche a otro bote
que la acerque al horizonte.
Una moneda en su mochila
para el viaje con Caronte.
Tenderá una mano a la muerte
obligada a tentar la suerte.
Y esa lágrima caerá en el mar,
oscuro cementerio de sal,
y llegará un día, despacio,
a besar a los morados labios.

Pero
ya es muy tarde para el beso
de la vida.
Bajo el mar no siente el peso
de la vida.

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