Ya es primavera!

Ya ha llegado la primavera. Te invito a recibirla tal y como se merece! Te habrás dado cuenta de que se respira en el aire que te rodea, revoluciona tu piel y tu corazón… pero la mejor forma de darle la bienvenida es en silencio!

En silencio nacen una a una las flores, pétalo a pétalo, inundando el paisaje de aroma y colorido; en silencio brotan tallo a tallo las nueva hojas verdes y brillantes de los árboles, muchos de ellos desnudos tras el invierno; en silencio el aire cálido envuelve nuestros sentidos, solo roto por el murmullo del agua de un riachuelo tímido que serpentea por la colina, anunciando el deshielo; en silencio vuelan las mariposas y las abejas laboriosas que pasean y saltan de flor en flor, como jugando al escondite; en silencio -y algún suspiro perdido- recibe nuestra piel acogiendo al tímido sol que la ilumina, haciéndola dorada…

Como todo lo importante en la vida, el Alma y el propio Universo, la primavera y la explosión de la naturaleza llega en silencio, paso a paso, sin aspavientos ni melodías triunfales! Solo hay que sentirlo… desde dentro, donde todo es calma y sosiego! Fuera, un imperceptible susurro nos hace sentirnos plenos! Como el amor que, latido a latido, hincha nuestro corazón y lo deja lleno de amor, silencioso pero radiante! Ese amor silencioso y pleno que llega a nuestra vida en un momento imprevisto, llenando de sentido nuestra vida… mucho más allá de lo que ven nuestros ojos!

Los colores, los suaves sonidos de la naturaleza y los suspiros del Alma se alían para hacernos sentir la inmensidad de nuestras sensaciones y emociones! Y, como cada flor o cada nuevo talle, van coloreando esa Primavera del Alma que, día a día, llega a nuestra vida, sin hacer ruido y ya para siempre!

Bienvenida de nuevo primavera, que no hace más que confirmar que lo que ocurre fuera también incide en nuestro interior, en nuestra Alma, ya exultante y grandiosa! Por fuera, sutil revolución, ajetreo y zumbidos que no logran romper el silencio de un amor lejano y silencioso que nace en el Alma y yace en ella para siempre tal vez también en puro silencio…

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