“Lo que no se puede medir no se puede mejorar”. Es una frase de Lord Kelvin, físico del siglo XIX. Y nunca estuvo más de actualidad.
Es tal la cantidad de datos que podemos obtener de los visitantes de nuestra página de Facebook que muchas veces no somos capaces de saber qué tenemos que hacer con ellos.
Lo primero que se debe decir es que ese trabajo de monitorización de la red tiene que tener un propósito y un sentido. Saber que es lo que más difusión alcanza de nuestras contribuciones a la red no tiene ningún valor si no se han marcado previamente unos objetivos.
¿Para qué queremos un fan en Facebook?
Lo primero que tenemos que tener claro es a qué público nos queremos dirigir. Establecer una serie de “intereses” en los fans que queremos tener suscritos a nuestras publicaciones.
Por ejemplo, en un rango de edad: jóvenes, mayores, adolescentes, senior… Por ejemplo en un rango de intereses: en nuestro caso, personas que hayan interactuado o mostrado un interés previo en temas como emprendimiento, montar un negocio, reformar un local comercial, crear un plan de empresa.
Debemos tener en cuenta los segmentos cruzados; por ejemplo, si queremos público para una floristería, podemos intentar conectar con el público aficionado a la jardinería o a las plantas de interior; pero sin olvidarnos de una boda, un embarazo, un bautizo…
Tampoco debemos despreciar el alcance de nuestro negocio: si nuestra floristería está en A Coruña, en Mera o en Santiago de Compostela; y tampoco si tenemos reparto a domicilio a nivel local, provincial o nacional.
Una vez sabemos qué fan queremos, deberíamos intentar saber qué es lo que le interesa a ese fan. Para eso, lo mejor es seleccionar una serie de casos de éxito dentro de la propia red (es fácil encontrar páginas que se dediquen más o menos a lo mismo que nosotros) y estar atentos a lo que en esas páginas tiene más tirón; atendiendo, de la misma manera, a las posibles diferencias de segmentación entre nuestra página y la analizada: de nuevo, rango de edades, segmentos cruzados y alcance.
A partir de ahí, viene crear contenido e ir probando. Insistir (sin pasarse) en los tipos de publicaciones más populares y buscando la interacción del usuario.
Pero insisto: ¿para qué queremos un fan en Facebook?
Todo lo anterior logrará (si somos capaces de hacerlo muy bien durante mucho tiempo) que tengamos un montón de fans… pero no nos dice para qué.
El objetivo de amontonar fans en la página de Facebook tiene que estar previamente marcado y no podemos olvidar que, como página de empresa que somos, nuestro objetivo es vender. Pero tampoco podemos olvidar que la gente no está en Facebook para comprar.Por poner un ejemplo, imagina que estás en la Plaza Mayor de Madrid (“cup of café con leche” en mano) y empiezas a soltarle tu “elevator speech” a todos los que tienes por delante. Seguramente, darás con un montón de gente que sea tu público objetivo; e incluso encontrarás a alguien que de verdad le interese lo que estás contando. Pero ¿vas a poder venderle algo?
Quizás… el de la floristería lo tiene más fácil que el de las lavadoras. Eso seguro.
El camino que debería seguir ese usuario de Facebook “interesado” en lo que publicas en tu página hasta convertirse en cliente (que se interese por lo que ofreces, lo compre, lo pague lo use y se sienta satisfecho) es algo que no sale en los manuales ni te lo va a proporcionar Facebook.