Sara Virto
Estamos de enhorabuena. El pasado 2 de noviembre se celebró el primer Día Contra la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas promovido por Naciones Unidas. Un signo de conciencia ante la grave situación de los periodistas que se juegan la vida para llevar la información al resto del mundo.
Es una triste noticia que unos 800 periodistas hayan sido asesinados mientras realizaban su trabajo. Y más alarmante aún es el dato de que cerca del 90% de estos asesinatos no han sido resueltos. ¿Cómo es posible que estos crímenes queden en el olvido jurídico? Hablamos de personas como la mexicana María Esther Aguilar Casimbe, fallecida en 2009 mientras informaba sobre asuntos penales y policiales o de Guy – André Kieffer, que fue secuestrado en 2004 y jamás fue encontrado. También, cómo no, hablamos de José Couso, periodista español que fue asesinado con un proyectil estadounidense en 2003 mientras cubría la guerra de Irak. Estos son sólo unos pocos nombres de quienes realizando la importante tarea de informar sobre lo que sucede en esos lugares han perdido la vida cayendo en el olvido. Nadie responde por ellos, nadie les da la justicia que se merecen para que puedan descansar en paz.
Cartel sobre este día creado creado para la UNESCO. Fuente: UNESCO.
Esta desagradable situación es la que ha llevado a Naciones Unidas a crear un día en que se les recuerde. Hay que alertar a los Estados sobre la situación para poder ponerle fin y castigar a los autores de dichos crímenes. Una iniciativa a la que se ha sumando Reporteros Sin Fronteras con la campaña internacional #FightImpunity (lucha contra la impunidad). Con este hashtag quieren presionar a las autoridades. Además cuentan con su propia página web.
Hay que concienciar no sólo a las autoridades sino a todas las personas de que los crímenes nos afectan a todos. Ellos pierden la vida por mostrarnos a los demás la realidad de lo que se vive en las guerras y demás conflictos. Gracias a ellos sabemos lo que sucede aquí y allá. Son nuestra fuente de información, trabajan duro y nosotros como respuesta deberíamos indignarnos exponencialmente con quienes permiten que sus crímenes queden en el olvido. Hay que luchar por la libertad de expresión, que nadie muera por decir e informar sobre lo que sucede en realidad en un lugar del planeta. Poner el grito en el cielo es lo mínimo, y por eso os animo a que os suméis a esta campaña y presionemos entre todos a quienes subestiman el poder del periodismo y dejan que los nombres de estos muertos caigan en el olvido.
IMAGEN: tusemanario.com