"Ya falta menos para San Fermín", es la típica muletilla pamplonesa en referencia a su más afamada fiesta, desde el mismo momento en que suena el "pobre de mi" y termina la celebración. Pero durante el año, suele haber diferentes prólogos que van creando el ambiente necesario. Y sin lugar a dudas, uno de los más conocidos, es la elección del cartel anunciante.
Todos los años se crea una polémica en torno a este afamado concurso, que cuenta con decenas de participantes y propuestas, siempre de muy alta calidad. Ya sea por las bases, la poca aceptación popular de alguna de las propuestas, o el miedo al plagio, no hay convocatoria que no ocupe páginas de periódicos por algo más que el arte en sí.
Siempre a la vanguardia del diseño gráfico internacional, el concurso ha ensalzado en otras ediciones a artistas como Mikel Urmeneta, socio fundador de la marca Kukuxumusu. Pero este año, si alguno de los finalistas me ha llamado la atención, ha sido el de la imagen arriba mostrada. Se trata de un cartel reversible, que bien patrocina la fiesta con un la silueta de San Fermín, o la de un toro, dejando a libre elección del personal, cómo mostrar el mismo.
Para la democratización de la competición, desde el año pasado, el ayuntamiento de Pamplona permite votar a sus vecinos su cartel favorito (enlace), en donde además veréis el resto de finalistas.
De estos otros carteles, mencionaría al primero, que imita con bolas un gracioso encierro. Y como no, el alarde de simplicidad de quien presenta una definición de San Fermín, propia de la RAE.