M es amiga de C y D, da igual. Ambas, C y D hablan mal de M. M lo sabe, pero hay algún intercambio que la hace soportar sin ver lo archi visible. C es la más osada, dinamita la imagen de M ante cualquier indicio de amor en vías de acercamiento. No creo que alguien crea que hay otras razones más que la evidente calentura que tiene C por M. Y en estas cuestiones todo parece válido, al menos desde la perspectiva de C. Pero qué motiva a M para permitir ser desollada por C. Nadie lo sabe aun.
Tal vez J hizo bien en no desistir de todo, este trayecto que comenzó hace rato seguramente tiene fracturas y contra fracturas. Y ellas sin saberlo siguen armando círculos cuadrados en beneficio de ninguna.
Ayer M, que bien pudo ser E, pero no quiso serlo, cometió su primer gran error a contracorriente de toda lógica. Al menos de la lógica que suele usar para la vida de otros. M es rígida, no acepta contradicciones en otros y enrostra las suyas como trofeo de guerra.
Amigos, amigas, en gracia y desgracia solitaria, sobre los que echaremos un manto de piedad ante sus impiadosas actitudes. Por qué, porque no sería atinado des oír sus circunstancias. Al menos una vez más.
Transitar caminos de lealtades y deslealtades es una travesía llena de sorpresas que casi ningún mortal debería dejar de indagar. Lo mínimo que lleva a lo máximo y lo máximo que puede llegar a esfumarse en medio renglón.
C ha utilizado recursos tan idiotas como infantiles, pero siempre detrás de su supuesta frontalidad de ser se esconde un interés tan pero tan ombliguista que a los ojos de cualquier observador, salvo M, podría resultar casi una absurda pesadilla digna de lástima.
La lástima, una de las peores emociones a sentir por otros. La lástima victimiza de antemano a quien quizás merezca apelativos más contundentes. Pero hoy es domingo, un día para paladear una futura historia antes de escribirla.
AgC