Revista Creaciones
Comemos, bebemos y respiramos plástico. Literalmente. Hace tiempo que redujimos la cantidad de plástico de un solo uso que entra en casa. Sin embargo, por muy ninja que seamos esquivándolo, siempre vuelve a caer algo. Es inevitable. Y claro, evidentemente lo separamos y reciclamos.
Bien, cruzada la línea del contenedor, ¿qué le depara a ese plástico? Pues con suerte renacer en forma de otro objeto, que evitará que vaya a parar a donde no debiera. Existen proyectos preciosos para reciclarlo y reutilizarlo dándole otra vida.
Desde Precious Plastic -la comunidad de creadores a partir de residuos plásticos gracias a maquinaria cuyos planos comparten en open source- hasta Relevo, que fabrica bolsas de basura con plástico 100% reciclado y 100% reciclable.
Sus bolsas añaden una capa de congruencia al reciclaje que hacemos en casa. Porque, ¿qué sentido tiene separar nuestra basura, si luego volvemos a meter plástico virgen en el sistema para deshacernos de ella?
¿Mal bicho el plástico? ¿O mal bicho nosotros que le damos tan estúpido uso a un material que en realidad es fantástico? Ligero, resistente, ultraversátil.... ¿A quién cuernos se le ocurrió que el plástico era apto para usar y tirar? Menudo lío se ha montado.
Paso a paso, no desfallezcamos, existen alternativas y se están generalizando. Empiezan a aparecer opciones verdes en absolutamente todos los ámbitos.
De hecho mañana estaré en el Fixing the Future para informarme y poder transmitir todos los cambios que ya son realidad. Por el momento, el paso de hoy, será tirar mi basura en bolsas de plástico reciclado de Relevo.
Es un avance y merece ser compartido.
Marta
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