Ya sé lo que tengo, padezco “Deuterofobia”. Miedo a los lunes

Hace unos días conocí un término del que, dada mi amnesia selectiva y temporal, desconozco si les he hablado ya. Pero como hoy es lunes y encima es día de posible puente para muchos, me gustaría hacer referencia a la fobia o miedo que se tiene al día más odiado de la semana por todos, el lunes. La palabra a la que me refiero lleva por nombre, “Deuterofobia“.

Al hacer una primera búsqueda de lo que se podría denominar, miedo a los lunes, mi rastreo acabó en nada. Pero ahondando en la red de redes, conseguí encontrar este término, la “Deuterofobia” y que nace de la suma de dos palabras: “Deustera” y “fobia”. La segunda es por todos conocida porque la tenemos más que oída en palabras como “claustrofobia”, que es miedo a las reuniones de profesores. La otra, deustera, no es el idioma que se habla en Deuskadi y sí hace referencia a la definición de lunes en griego.

Pero, ¿qué es lo que tiene este día para que sea vilipendiado por todos? Pues según las estadísticas de absentismo laboral, números por cierto que se estima cambien radicalmente con la nueva reforma laboral, es el día que más se falta al trabajo. Los datos indican que las excusas suelen ser: indigestión o gastroenteritis, producidas por el exceso de alimentos en los asaderos que hace tu cuñado. O jaquecas y dolores de cabeza varios, producidos por la resaca tras beber la bebida barata que compra tu cuñado.

Otros estudios además revelan que el lunes es el peor día para cerrar un negocio. El mal humor está presente siempre en alguna de las partes y pocos son los tratos que se alcanzan en el primer día de la semana. Así que si su jefe le dice que quiere hablar sobre ese aumento de sueldo que tantas veces le ha pedido el próximo lunes, no hace falta que vaya a la reunión, ya sabe cuál será su respuesta.

Por lo que tras datos como estos y otros muchos que no soy capaz de enumerar ya que tengo gastroenteritis y jaqueca por culpa de mi cuñado, me hago “Deuterofóbico” a la espera de que el término se convierta en una patología crónica, digna de ser estudiada y deseando oír algún día a mi médico recetarme algo así: “Aléjese de los lunes y guarde reposo el día posterior por si acaso”.

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…

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