Tontxu. ¿Te dice algo? ¿Nada, verdad? Vale, me quedo mas tranquilo, pero que le vamos a hacer, todos tenemos nuestros tótems, el mío es Tontxu. Un tren que pasaba por ahí y nunca debí coger, pero siempre es así….
Año 1998. Acuerdo de Viernes Santo en Irlanda del Norte. Titanic, 11 Oscars. Fifa 98. Nace Google. Marcelo Ríos es Nº 1 en tenis. Hay atentados, terremotos, huracanes, eclipses de Sol….
¿Dónde estabas tú?
Yo tenía 18 años. Estaba un poco agilipollado, no me enteraba de estas cosas. Tenía mis problemas: escuchaba los 40 principales. Un día anunciaron a un locutor de Bilbao que se había pasado a cantante. Empezó a sonar:
“Esta mejor que nunca,
ya nada le hace daño,
y miente cuando dice que tiene treinta y tantos…”
Primero vendió la casa y luego se mudó, todo consecuente.Mi adolescencia era mala, pero la de Tontxu había sido peor. Tiene otra canción, Risk. Sipnosis: una tarde muerto del asco en su casa, le llaman unos amigos con un plan. ¿Drogas? ¿Sexo? ¿Rock & Roll? Que va, una partida de Risk. Pero eso sí, viene una amiga. Y se enamoran con las viejas reglas: paseos otoñales, cafés para hablar de sus madres, mucho blablabla y un beso casto de final feliz. La canción no tiene desperdicio, solo uno de Bilbao, con dos cojones, podía cantar algo así:
“Y ahora, en tardes así,
quedamos lo cuatro,
juntamos amigos recién separados,
y en un periquete, los vemos casados”
Tontxu y Ella baila sola, ¿cuando sucedió?Año 2015.
Recuerdo algunas cosas…
He contenido la respiración con Mal de altura, he viajado hasta planetas infinitos en Interstelar y he sido despiadadamente feliz con Gone Girl. He disfrutado de mis baños tardíos en Octubre. Les he enseñado la suela de mi botas a las cimas de algunas montañas en busca de paz…
No me he enterado de nada, no se que ha pasado en el mundo. Tampoco se quien soy, eso se lo dejo a los horóscopos.
Pero una cosa, sí, Tontxu, lo he conseguido, he cerrado este circulo: Ya tengo Trentaitantos.
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Ahora escucho tus canciones con nostalgia y pienso ello. En algún momento hemos estado juntos en esa sala en penumbra donde los aplausos suenan dispersos. Solo que tú cantas y yo miro el fondo de mi vaso vacío.
Puede que se nos vea un poco perdidos, melancólicos porque la búsqueda no tenía tesoro al final. Pero venga amigo, no estés triste esta vez, canta conmigo:
“Esta mejor que nunca,
ya nada le hace daño,
y dice la verdad cuando tiene treintaitantos….