Tenía pendiente de leer Yakatai, novela del joven escritor palentino Alberto García Gil que se publicó en el mes de octubre del año pasado. Deseaba conocer su trama, pero no siempre encuentras el momento apropiado para una lectura reposada, o tienes otros libros empezados, o solamente sacas tiempo para escribir, y aparcas la lectura un día tras otro. Sentía curiosidad y ganas de empezar esta novela porque conozco a su autor, que es de mi barrio, pero lo que no pude imaginar es que Alberto García Gil era escritor. Lo supe por su madre, antigua compañera y amiga, que me lo comentó al poco tiempo de publicar su primer libro "Colegio Grey".
Como iba yo a pensar que Alberto, con cara de adolescente, que enmascara con su incipiente bigotillo y su imberbe perilla; que compensa su presencia por su innata y agradable simpatía, adornada con media sonrisa y destellos terracampinos que aportan intriga a su mirada, era capaz de inventar atractivas historias, hilvanar misterios con pasmosa facilidad, y poseer una sorprendente habilidad para enganchar al lector, al que envuelve con su magia paranormal, llena de suspense de principio al fin del libro.
Alberto es un escritor de fondo, bien entrenado en el difícil arte de escribir que practica desde los quince años. Posee el don de poder escribir simultáneamente varias historias, y encuentra inspiración en los aires puros de Tierra de Campos, en Herrín el pueblo de su madre. Herrín de Campos, pueblín cercano a Villafrades y a Villalón, antiguos pasos y paradas obligadas del Tren Burra y Buenseñor, de Julián González Prieto.
Además de escribir bien e inventar con facilidad historias, Alberto tiene sabios argumentos para opinar sobre misterios que a otros se nos escapan de su comprensión. Me refiero a su opinión sobre el destino que para él <<es una fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos, una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar. Nada ocurre por azar, sino que todo tiene una causa ya predestinada. El destino lo marcamos nosotros con nuestros actos>>. Esta tesis del autor la traslada a su novela Yakatai, cuyo argumento atrae mi atención desde el primer capítulo porque además la trama se desarrolla en Palencia, en 1980, lo que despierta interés y sorprende la originalidad y habilidad de Alberto para intercalar capítulos con continuas alusiones a diversos recuerdos del pasado del protagonista, entre los años 1963 y 1965, que transcurren en un ficticio pueblo africano, al que Alberto García Gil identifica con el nombre de Yakatai.
Palencia y Yakatai tienen una continua traslación de interesantes vivencias e inesperados desenlaces, en un constante viaje entre el pasado y el presente de su protagonista, lo que provoca un disfrute permanente en el lector, que es incapaz de abandonar la historia y puede que la lea de un tirón. Un viaje en el que predomina el misterio, la intriga y los fenómenos paranormales. Una historia en la que la amistad y el amor son constantes, acontecimientos llenos de misterio e interrogantes, en un continuo suspense que nos hace disfrutar de la intriga y todo lo que ocurre en el pasado, que será clave para entender y recrearse con el presente que nos acerca al insospechado final.
Muy recomendable la lectura de Yakatai
Alberto García Gil, castellanoleonés, nacido en la ciudad de Palencia, fue criado en el barrio Campo de la Juventud. Es el menor de tres hermanos y ya desde pequeño se sentía atraído por la lectura, comenzando desde los cómics hasta las novelas más caballerescas, pasando por un sinfín de géneros literarios. Apasionado también de la música y el deporte, tras varios años de escritura, decide publicar su segundo libro, Yakatai, obra que ha sido pensada y escrita entre Palencia y Herrín de Campos (Valladolid), su pueblo materno, donde también ha pasado parte de su vida.