Bienvenidos de nuevo a la serie de especiales dedicados a grandes compositores de la música del cine. El elegido en esta ocasión es el compositor francés Yann Tiersen.
Yann Tiersen es un compositor y multiinstrumentista muy conocido en círculos teatrales y alternativos europeos por su gran capacidad para innovar y reinterpretar el sonido musical.
Su contribución a la música del cine es relativamente pequeña en relación al resto de su actividad artística pero muy apreciada e incluye la que, posiblemente, sea uno de sus trabajos más conocidos; La banda sonora de la película Amélie.
Ya desde sus comienzos como instrumentista y compositor, Yann Tiersen demostró un gusto especial por la composición de melodías en las que la evocación fluye a través de instrumentación innovadora. Melodías interpretadas con instrumentos de distintas partes del mundo así como otros atípicamente utilizados aportan un aire étnico fácilmente reconocible pero difícilmente identificable al ser en realidad una amalgama de todas sus muchas y variadas influencias. Es ahí donde reside, en mi opinión, el encanto de su música. Es este tipo de instrumentación una de las razones que explican lo evocadoramente minimalista de sus melodías, la fuerza descriptiva que logra a través de acordes bien perfilados que logran su máximo esplendor en orquestas reducidas, acorde con el aire íntimo que evocan todos sus trabajos.
Alice y Martín supone, en 1998, la primera gran oportunidad de disfrutar de su genio, si bien sólo en ciertas partes de la banda sonora. Aquí Tiersen nos regala melodías evocadoramente románticas y una inquietante parte que rompe la armonía tonal mientras la acción sigue el torbellino de emociones y sucesos que hacen avanzar a la película. Su gusto por las líneas melódicas suaves y el piano sencillo y sin grandes estridencias permanecerán a lo largo de su obra como señas de identidad.
La Vida Soñada de los Ángeles, en el mismo año que la anterior, nos devuelve al Yann Tiersen más intimista y melódico. La fuerza evocadora viene aquí de la sencillez instrumental y melódica. La música se funde con la imagen de manera que quien disfrutara con la película no puede ya imaginar la una sin la otra en uno de los trabajos más sencillos pero a la vez más impactantes del francés.
Pasarían tres años hasta que encontráramos a Yann Tiersen tras los créditos de la música de una película. Durante este tiempo, el prolífico artista se había embarcado en distintos proyectos musicales. Pero centrándonos en su relación con el séptimo arte, no podemos dejar de mencionar su obra más conocida, la que le dió fama y reconocimiento mundial y le descubrió para un público más amplio del que quizá llegó a imaginar: Amélie.
Incluso para los seguidores de Yann Tiersen, este trabajo ofrece una notable inspiración y un acierto compositivo a la altura de una historia fascinante que se convirtió en un clásico del cine europeo desde el mismo momento en que se estrenó. Tiersen nos sumerge en un universo singular que hace suyo a través de un tema principal delicioso y vibrante que se reinventa y evoluciona con la historia. La propia historia permite al francés experimentar con sonidos y formas musicales dando rienda suelta a toda su creatividad y su fantasía.
La película Goodbye Lenin! No tuvo la repercusión de Amélie pero el trabajo de Tiersen se mantiene a la altura de la anterior. En esta ocasión el francés se sumerge en la melancolía y la desazón mediante líneas melódicas suaves y tempos amplios. La estridencia instrumental que acompañaba los momentos más cómicos de Amélie aquí se transforma en nostalgia. Composiciones que invitan al recogimiento y la introspección con el piano como principal protagonista transmiten toda la fuerza emocional de los protagonistas de la historia.
El documental Tabarly es, hasta el momento, el último trabajo para el cine de Yann Tiersen. El mar es el motor principal de la historia y Tiersen lo retrata desde distintos prismas. Melodías que encierran la inmensidad del horizonte y la fuerza del oleaje que corta el barco al avanzar nos transportan a un punto infinito del océano donde navegar sin prisa ni rumbo. La rica variedad de matices de cada composición nos permiten disfrutar de manera íntima y personal y contribuyen a crear unos de los mejores trabajos de su carrera.
Como aclaración hay que mencionar que el último trabajo de Tiersen relacionado con el cine ha sido para el documental autriaco Die Kunst des Trauerns, que fue estrenado directamente en la televisión.
Yann Tiersen es mucho más que la música del cine que conocemos de él, pero es a través del séptimo arte donde logra de manera brillante fundir el celuloide del que están hechos los sueños con los sueños que emanan de su música.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.
Revista Cultura y Ocio
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