Poco antes de las ocho de la tarde del pasado 26 de junio Ikran Tahlil Farah recibió una llamada en su casa de Mogadiscio. Minutos después se subió a una furgoneta y desde entonces no se volvió a saber de ella. Dos meses más tarde, la Agencia Nacional de Inteligencia y Seguridad de Somalia la dio por muerta y culpó al grupo terrorista Al Shabab. Ellos lo negaron. Farah, de veinticuatro años, trabajaba como espía para la Agencia desde hacía cuatro. Sus padres aseguran que el propio organismo la asesinó, tras haber rumores de que tenía información confidencial sobre el entrenamiento militar encubierto de soldados somalíes en Eritrea.
La desaparición de la joven ha desatado una profunda crisis política que ha acabado con el presidente Mohamed Abdulahi Mohamed suspendiendo de sus funciones al primer ministro, Mohamed Husein Roble, al menos hasta la celebración de elecciones. Roble ha dicho que la medida es inconstitucional y ha acusado al presidente, conocido como Farmajo, de obstruir las investigaciones tras denegar la destitución del director de inteligencia y nombrarle como su asesor de seguridad personal. Farmajo busca controlar los puestos de dirección de cara a unos comicios ...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaYihadismo y conflicto entre clanes: por qué Somalia aún está lejos de salir de su crisis fue publicado en El Orden Mundial - EOM.