Revista Opinión

Yihadistas, al Infierno

Publicado el 10 marzo 2015 por Cronicasbarbaras

Había motivos urgentes para destruir a los yihadistas del Estado Islámico por quemar vivos, decapitar, torturar a muchos miles de personas, y hacer huir a millones. 

Ahora, además, están destruyendo el legado de la historia y cultura de las que todos somos herederos. 

Las ciudades sirias e iraquíes y sus joyas arqueológicas, estatuas, frescos de tres milenios, iglesias cristianas mucho más antiguas que el islam, bibliotecas con ejemplares únicos, están demoliendo todo; y nosotros, indiferentes. 

Mientras, lamentamos la quema de la Biblioteca de Alejandría en 644, cuando el califa Omar, suegro de Mahoma, llegó a Alejandría en su yihad por Egipto, entonces cristiano, y ordenó quemar sus 900.000 obras. 

Omar dijo que “Si contienen lo que enseña el Corán, son inútiles, y si dicen algo diferente son anatemas, por lo que todas deben arder”. 

Podemos imaginar qué a los yihadistas del Estado Islámico, su detestado nombre de Daesh, si consiguen acceder a nuestras joyas artísticas, el Museo del Prado o la Mezquita-Catedral de Córdoba, abominación de Satanás para ellos. 

Amenazan con hacerlo, por lo que esta destrucción del arte y la cultura nos afecta directísimamente. 

La respuesta debe ser categórica, atacando ya a quienes borran el nacimiento de nuestra cultura en los países que formaban la gran Mesopotamia. 

El problema es que estos depredadores yihadistas no temen la muerte física, por lo que siguen adelante y reclutan nuevos suicidas. 

La guerra contra ellos debe ser sobrenatural, explotando sus miedos y supersticiones, con las armas que más temen: las que les impiden acceder al Paraíso y a sus huríes. 

Fumíguenlos desde el aire con aceite de cerdo. Que no quede ni un centímetro de la tierra que pisan sin una gotita de la pócima mágica que los envía a su pavoroso Infierno.

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SALAS

Tira Salas 0226


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