El Real Instituto Elcano, el respetado y neutral centro español de investigación política y sociológica, acaba de divulgar algunas de las características del yihadismo en España, y en su primer informe de los tres elaborados advierte que el terrorismo islamista está en sus albores aquí, por lo que es de temer que eclosionará con creciente virulencia en los próximos años.
El análisis, que abarca desde 1996 hasta hoy, precisa que hay ya 84 condenados por relacionarse con la guerra santa, o muertos en actos de terrorismo suicida.
Entre ellos incluye a los ocho islamistas que se hicieron explotar en un piso en Leganés, a 14 kilómetros del centro de Madrid, tres semanas después de los atentados a los trenes de cercanías que produjeron 191 muertos el 11M de 2004.
Desde entonces se observa una rápida radicalización religiosa, especialmente en Cataluña, Ceuta y Melilla.
El Elcano hace una comparación entre el yihadismo en los países europeos, donde crece el fanatismo yihadista, y España, donde, tras el 11M, el peligro podría parecer menor.
Recuerda que en Francia o Reino Unido la gran inmigración procedente de países de mayorías islámicas se produjo en los años 50 y 60 del siglo pasado, y el reagrupamiento familiar en los 70, por lo que hay ya dos o más generaciones de nacidos en esos territorios.
A España comenzó a llegar en los 1990, por lo que ahora aparecen ya las nuevas generaciones, las más sensibles y manipulables con mensajes radicales.
Entre los yihadistas, dice el Instituto, abundan los hombres jóvenes de toda condición, formación y situación económica, muchos casados y con hijos: a esos fanáticos en expansión les importa mucho menos su familia que la fe en su propio goce entre huríes del Paraíso.
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SALAS