Revista Deportes
Ayer el Barça logró meterse en la final de la Champions, en esa final esperada, en la que el Real Madrid iba a ganar la que ellos llamarían la Undécima(5 menos en la era moderna) y ya tenían casi preparado el alirón, pero por lo que se ve, el rival va a ser la pobre Juventus, el equipo más flojito, la cenicienta, que sin miedo al reloj ayer volvió a evitar que sonaran las doce campanadas que la convirtieran en calabaza.
Y fue a pesar del penalti de siempre, del rocecito, de la mini patadita transformada en patadón para que Cristiano marcara. Solo que esta vez Morata(como hace años Morientes) logró el gol que dejaba fuera al mejor equipo de todos los siglos pasados, presentes y futuros.
Un equipo en el que, decía esta mañana el cronista de AS, ninguno de los jugadores de la Juve tendría sitio en este Real Madrid. Y se burlaba de Pirlo, de Buffon y hasta dejaba en ridículo a Morata(que mientras estuvo en Madrid no jugaba ni la Copa del Rey).
Un equipo del que decían que tenía al mejor del mundo, al mejor centro del campo del mundo(poblado de interiores y mediapuntas), y en el que, un año más habían fichado barato y vendido caro(con cuentas que nadie, lógicamente, va a investigar) y a la defensa más limpia del mundo.
Nosotros, con Messi estelar, con dos porteros que se complementan, una defensa cuestionada pero la menos goleada en todas las competiciones, con un centro del campo en el que se han ido haciendo rotaciones para llegar frescos y con una delantera que trabaja los 90 minutos presionando a la defensa rival, nos hemos metido en la final de Copa, en la final de Champions, y estamos rozando el título de liga.
Y me mantengo fiel a no vender la piel de ningún oso, pero convencido de que la temporada acabará siendo muy buena.
Y ellos a California, o a China, o a donde quieran ir, a amortizar una plantilla hecha con criterios diferentes a los deportivos, con el cromo que destacaba en cada torneo, con un clima guerracivilista en la portería entre bandos, con un tufo a venganza en cada actuación de Casillas que han acabado por convertir a Iker en un topo, en un flan que echa tierra en su palmarés por su empeño en seguir en un lugar en el que ya está de más.
Ayer, ante una Juve(ojo no nos confiemos) ordenadita, aseada, sin figuras pero sin fisuras, volvió al espíritu de los ancestros, volvieron las cargas de infantería, recuperaron el peso de la historia(que es una historia sobre la que no deberían ni hacer comentarios) para acabar quedándose a un gol, para acabar quedándose remando en la orilla.
Ahora no es tiempo de euforia sino de concentración, tiempo para ir "partido a partido", competición a competición, y con la sonrisa en el rostro, intentar ganarlo todo.
Que el Madrid, tras lo de ayer, seguro que ha salido reforzado.