Le preguntaron la razón o las razones por las cuales escribía.
Y dijo Saramago:
“Escribo para que me quieran. También escribo para no morir. Pero la razón más importante y la que cuenta al fin y al cabo, es que escribo para comprender”.
Yo, por el contrario, es para que me quieran, o para que me odien, que viene a ser lo mismo. Lo demás no me importa.