Cuando mamá tenía 20 o 21 años, decidió que para completar su enseñanza, debía pasar por la prueba de Francés de la EOI. En un año, sacó el curso inicial y el avanzado. En el avanzado, además de un examen escrito, había uno oral.
Mamá se presentó delante de los dos examinadores y esperó que le preguntaran. Creo recordar que había un texto primero, sobre el cuál había que verter tus opiniones. Y aquello derivó en un momento de tensión.
El texto hablaba de la educación de las mujeres, y de lo que comenzaba a ser escuchado como una lacra social, la violencia física hacia las mujeres.
Sé que mis palabras resultaron distintas a lo que los examinadores esperaban, sé que ahora no pienso como antes, y que vosotras, hijas mías, conocéis que todos somos iguales, que somos armonía de colores, y que levantar la mano, a quien sea no debe ser tolerado.
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