- Conmigo The Matrix habría durado un cuarto de hora (http://hdwallpapersfactory.com)
Hoy, queridos siempre[en]medieros, voy a hablar de mí. De nada, no las merezco.
Yo elijo mal. Es una particularidad que me adorna. Como la frente ancha, la coronilla soleada y una marcada inclinación a revisar si he cerrado la puerta de casa. Ya desde chiquillo chico tendí mucho a la equivocación. Sirva como ejemplo febrero de 1986: en plena noche estrellada, y cuando todos contaban los puntos brillantes entre suspiros de admiración, esperando con ansia el paso del cometa Halley, yo me quedaba en casa. Mi ansia era otra y tenía más que ver con la parte negra que rodeaba cada punto de luz. Elegí perderme un lugar en la Historia y preguntarme cosas nada tranquilizadoras relacionadas con infinitos, vacíos, eternidades y otras mierdas. Crecer (aunque poco) no ha mejorado mucho el panorama: un asquerosito que elige estudiar Biología, metro setenta jugando al voleibol, un hipocondriaco trabajando en un hospital, un merengue viviendo en Barcelona, bebiendo whisky en la era del gintonic acodado en la barra en el barrio del swing…
Un cómodo, un inseguro, dedicado a la ciencia. ¿Saben ustedes la cantidad de veces al cabo de una jornada laboral que uno escucha, lee, ve, hace, dice, busca, intenta cosas que no termina de entender? ¿Cuántas veces tras semanas o meses sigue igual o peor que cuando empezó? Utilizaré un término a un tiempo aproximado y de precisión matemática: UN HUEVO de veces. Le pueden recordar a uno (y hacen bien) la importancia en ciencia de la estupidez bien entendida o la trascendencia del aparente tiempo perdido. Pero yo, el 99% del tiempo, soy todo cara de tonto y pelos desesperados (esto, en breve, sí que pasará a la Historia). Y me quejo poco. Elijo mal, sí. Qué le vamos a hacer.
El pasado miércoles 4 se celebró el Día Mundial contra el Cáncer. El próximo domingo 15 se celebrará el Día Internacional del Niño con Cáncer. Vaya con el cáncer. Inmenso, complejo, peliagudo problema. Yo he elegido estar en esta trinchera. Lo recuerdo el 1% del tiempo restante.
Y la verdad es que compensa.