Revista Cultura y Ocio
Grupo idolatrado por los que se las daban de muy gruexos en los setenta y también por aquellos —menos revoltosos— que estaban hartos de que sus hermanos mayores escucharan a Creedence, y deseaban explorar territorios donde la espectacularidad tenía bastante cabida, Kiss fue, desde su inicio (en 1973) un grupo de extremos: adóralos o abuchéalos.
Las páginas de las escasas publicaciones dedicadas al rock —Sonido y Conecte— rebosaban de ataques y alabanzas, y cada disco suyo era detonador de campales en letra escrita. Sin embargo, ¿de dónde se agarraban los kissmaniáticos sino de su sonido? ¿Imágenes? Sólo las que las revistas o algún trasnochado programa televisivo (Alta tensión, por Canal 13) ofrecían. Lo demás era pura imaginación el partir de las portadas. Las videocaseteras eran un sueño guajiro, igual que MTV.
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