Revista Opinión

Yo, Feminista.

Publicado el 17 noviembre 2017 por Carlosgu82

Cuando queremos darnos cuenta nos sale vello púbico y nos crecen los senos y así, seguidamente, nos baja la primera regla (dichosa menstruación y que injusticia por parte de la naturaleza). Nos dicen que nos estamos haciendo mayores, que “estamos hechas unas mujercitas”, pero cuando creemos que ha terminado la preparación para ser mujer estamos totalmente equivocadas.

Así, cuando vamos creciendo, haciéndonos más mujer algunos chicos y chicas nos llaman putaguarra o zorra, pero el problema no es del propio idioma, no, la culpa es nuestra, de la ropa que llevamos o de nuestras intenciones, yo insisto en que la culpa es de la mujer en esta sociedad.

Seguimos creciendo y nuestro interés por el sexo aumenta: queremos relacionarnos, besarnos con chicos y chicas, tener sexo y ser románticos con nuestras pareja; aquí hay otra cuestión a causa de las mentes cerradas, cuando nos pasamos por los labios a numerosos chicos nos suelen llamar putasguarras o zorras, mientras que al contrario son unos machotes. Algunas personas acudirán a la frase, cito textualmente: “Eso no es cierto porque los chicos que se lían con muchas tías son unos guarros”, puede que sea cierto en un mínimo de casos, el problema es que, en este caso entre ellos se llaman machotes y entre nosotras nos llamamos putas.

En este periodo de tiempo algunas hemos alcanzado la mayoría de edad y acudimos a fiestas para divertirnos y relacionarnos, ocurre que en una de estas fiestas nos meten mano o incluso llegan a violarnos, pero la culpa no es del violador, si no nuestra.

Finalmente alcanzamos la edad del matrimonio y algunas accedemos tener marido, en algunos casos trabajando de sirvientas como antiguamente, haciendo ver a nuestras abuelas que la igualdad no se ha alcanzado. Y durante este etapa algunas de nosotras sufrimos violencia machista pero callamos porque “en el fondo me quiere” y ese es el problema, que necesitamos que alguien nos quiera de alguna manera, porque desde nuestra infancia nos han hecho odiarnos por nuestro cuerpo o por el simple hecho de ser mujer y aún no hemos aprendido a querernos a nosotras mismas, empezamos a querer nuestra vida cuando ponemos fin a ser sumisas de esta sociedad patriarcal. Y así, sin darnos cuenta, nos hemos convertido en una mujer.

NOS QUIERO REBELDES, LIBRES Y LOCAS.


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