Revista Cine

Yo, Frankenstein (2014)

Publicado el 20 junio 2014 por Rugoleor @rugoleor

Póster: Yo, Frankenstein (2014)

Adam (Aaron Eckhart) es un hombre atrapado en la guerra eterna practicada por los ejércitos del Bien y los del Mal. Pero ahora descubre que es mucho más que un hombre: es una criatura extraordinaria, con un poder jamás visto. Algunos dirán que es monstruo. Lo conocen con el sobrecogedor y ancestral nombre de Frankenstein. Y su rol será decisivo en las próximas contiendas que padecerá nuestra especie.

Calificación: 5,170.

Tráiler de la Película

Ficha:

Título Original: I, Frankenstein.
Director: Stuart Beattie.
Guionista: Kevin Grevioux.
Intérpretes: Aaron Eckhart, Yvonne Strahovski, Bill Nighy, Jai Courtney, Miranda Otto, Caitlin Stasey, Kevin Grevioux, Aden Young, Socratis Otto, Mahesh Jadu, Steve Mouzakis, Nicholas Bell, Deniz Akdeniz, Chris Pang, Bruce Spence.
Productores: Sidney Kimmel, Gary Lucchesi, Andrew Mason, Tom Rosenberg, Richard S. Wright.
Fotografía: Ross Emery.
Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek.
Montaje: Marcus D’Arcy.
Diseño de Producción: Michelle McGahey.
Diseño de Vestuario: Cappi Ireland.
Países: Australia, Estados Unidos.
Lugares de Rodaje: Melbourne (Australia); Bariloche (Argentina).
Fechas de Rodaje:
Año: 2014.
Duración: 93 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Acción, Ciencia Ficción, Fantástica, Terror.
Estreno: 19-06-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: TriPictures International, S. L.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.
Visitas: 1.

Fotograma: Yo, Frankenstein (2014)

Crítica:

20-06-2014 – JOSU EGUREN

Cicatriz en la matriz

Sin noticias de Byron, Shelley y Polidori, la adaptación del “Yo, Frankenstein”, de Kevin Grevioux, toma como pretexto el mito de la literatura victoriana para esquematizar el texto fundacional de una franquicia cosida a partir de una montaña de cadáveres putrefactos entre los que es sencillo identificar el torso de “Underworld” (Len Wiseman, 2003), las manos de “Van Helsing” (Stephen Sommers, 2004) y el cerebro zombificado de “El sicario de Dios” (Scott Stewart, 2011). Que el autor del cómic de referencia sea a su vez el productor y guionista de la saga vampírico-licantrópica es palmario indicativo del nivel de exigencia que se autoimponen sus productores, garantes de un modelo en el que la sustitución del arquetipo protagonista no modifica el resultado de la ecuación.

Del romance shakesperiano que sirvió de motor a la tetralogía iniciada por Wiseman, hemos dado el salto a una cruzada con notas trágicas protagonizada por un héroe atormentado. Un buen punto de partida que no encuentra reflejo en la psicología de sus personajes, porque la película está regada de diálogos teatrales que no hacen sino multiplicar la vergüenza que produce ver a actores como Miranda Otto y Bill Nighy en situaciones donde la gravedad de sus interpretaciones sirve como recordatorio del ridículo que les rodea. Un poco de humor (y amor a las claves del género) hubiese aligerado el peso muerto de una película que resulta de una mera acumulación de capas de maquillaje digital sobre una línea argumental a la búsqueda del movimiento perpetuo.

En “Yo, Frankenstein” no hay pausas para una reflexión que tampoco plantearía una seria amenaza a la suspensión de la incredulidad, porque toda la película es un collage de escenas de acción desmayadas en las que Aaron Eckhart sirve como eje físico y referencial para los ingenieros de ‘motion capture’. Parafraseando al propio Frankenstein, y a propósito de Stuart Beattie: «Maldito sea el día en que recibí la vida, maldito sea mi creador».


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