Precio: 18,9€
Sobre el autor: Javier Ikaz y Jorge DíazImpresiones
Lo que empezó como una "inocente" web en Facebook se ha convertido en todo un fenómeno. "Yo fui a EGB" vuelve y lo hace con un tercer volumen que nada tiene que envidiar a los anteriores.
Son muchas las cosas que la generación de los ochenta compartimos y que desgraciadamente la generación de niños de hoy en día se están perdiendo. Momentos inigualables, juegos entre amigos, tardes de risas alrededor de una mesa, cosas que hoy quedan en un segundo plano ante el indiscutible poderío de las nuevas tecnologías.
Este libro es un viaje hacia nuestra infancia y la verdad, apetece volver a esos años. No es difícil recordar esos años en los que no teníamos otra obligación que no fuera aprobar todas y no hablar en clase, o esas visitas al pueblo de los abuelos, o el esperado campamento de verano (con todo lo que el campamento conllevaba)
Javier Ikaz y Jorge Díaz se han vuelto a superar con esta nueva entrega. Un lenguaje coloquial y cercano, de tú a tú, que nos teletransporta a años lejanos pero no olvidados. Ya en el primer capítulo nos encontramos con una palabra que despertaba terror entre los niños: DICTADO. Ese ejercicio que suponía un trauma para muchos, que empezaba con buena letra y que poco a poco iba convirtiéndose en algo inteligible dada la velocidad que cogía el profesor, y en el que para colmo teníamos que seguir un montón de normas ortográficas que por más que éramos capaces de recitar de memoria, siempre nos jugaba alguna mala pasada.
Más tarde nos reencontraremos con esos juegos que éramos capaces de llevar al extremo haciendo uso de un simple papel y un par de bolis: "Los barcos: tocado y hundido", "Nombre, apellido, cosa animal", "El ahorcado", "El oso-oso" o nuestras queridas notitas.
Si conmovedor eran nuestros simples juegos ante el papel, no menos interesantes eran esos que desarrollábamos en la calle o en el recreo. En muchos de ellos teníamos esas coletillas musicales que nos valían para todo, ¿quién no recuerda: pito pito gorgorito donde vas tú tan bonito...?
Pero también teníamos otras coletillas singulares: "Una mosca puñetera se cagó en la carretera, pin, pon, fuera." o "Quién se ha cagao que huele a bacalao, tú por tú habrás sido tú."
Esto es solo una pequeña muestra de lo mucho que os tiene que ofrecer esta nueva entrega. Si disfruté con las dos anteriores, esta no se ha quedado atrás. He reído a carcajadas, sí, pero sobretodo me he quedado en babia recordando todos esos instantes que se quedaron a fuego grabados en mi memoria y que forman parte de mi vida y sobretodo que fueron ingrediente esencial de lo que hoy soy.