Revista Cultura y Ocio
Al volver sobre sus pasos, alzó los ojos y vio entre la nubes una a modo de stupa coronada por unas como banderolas que movía el viento y en las que, no sin dificultad, pero tal si fueran susurradas por un genio Benigno, podía alcanzar a entenderse —y en mayúsculas— estas palabras… «TÚMBATE EN EL SUELO, A MI LADO:TE MOSTRARÉ CÓMO PUEDESTRANSFORMARTE EN UNA VELACAPAZ DE DESAFIAR LA OSCURIDAD.ESTIRA BIEN EL CUELLOY SEPARA TANTO COMO PUEDASLAS OREJAS DE LOS HOMBROS.ACERCA LAS RODILLAS A TU FRENTEY ELEVA LAS CADERAS SOSTENIÉNDOLAS CON LAS MANOS.CUANDO TE PAREZCAQUE HAS ENCONTRADO EL EQUILIBRIO,ESTIRA LAS PIERNASY APUNTA CON LOS PIES HACIA EL CIELO.¿PUEDES SENTIR LA FUERZAQUE ATRAVIESA TU CUERPO?IMAGINA QUE LA FUERZA LLEGA HASTA LA PUNTA DE TUS PIES Y LOS ENCIENDECOMO LA LLAMA DE UNA VELAQUE ILUMINA LA NOCHE.TÚ ERES LA VELA QUE ILUMINA LA NOCHE».Desde entonces, todas las mañanas, nada más despertarse, intenta regresar a ese lugar.(LUN, 531 ~ «Micródromos»)